martes, 23 de febrero de 2010

equilibrio emocional

Este es un año delirante. Te lo digo yo. Lo empecé lleno de esperanza y no es que haya decaído. No pasa por ahí. Es la sensación del sinsentido. De estar perdida. De que todo es demasiado frágil. Todo el tiempo. Por eso mañana voy a ver a Carmen María. Hace dos años que no voy. Me da esperanza. Uno se agarra de lo que puede. Y, en definitiva, la comprobación científica de la acertividad del tarot es igual a la de la existencia de dios: nula.

Ah, viste.

No mucho más. Me siento mal otra vez. Como si tuviera fiebre. Milo con mucha. Pobre. Mocos. Tos. Si fuera el primero estaría desesperada. Pero es el tercero. Sé que se le va a pasar. Ni modo.

Y no mucho más.
Tomé mi clase de piano. Toqué un pequeño minuet de Purcell, precioso. Nos encanta la música barroca. Desde siempre. Da muchas satisfacciones tocar un instrumento.

Madre está muy ofendida conmigo porque cada vez que hablamos estoy en babia. No puedo explicarle que se volvió mi estado de naturaleza. Soy babia, mami.

Diego y Ale no llegaron. Busqué a los chicos en el colegio. Los llevé al club. Mañana temprano tengo que ir al super. No gym at all. Y también me toca Costco.

Así las cosas, chicos.
Medio perdidas, eh.
Pero sólo medio.

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