viernes, 18 de febrero de 2011

así, a las corridas, una vez más

Las endorfinas del deporte pueden con todo. Podría pensar que son mágicas y, en un punto, seguramente lo sean. Un poco de aparatos para brazos y cintura y media horita de patinadora. Después, un rapidísimo sauna y Costco para las últimas compras. Estrés. Me falta rellenar los dos pasteles, hacer la ganache para cubrirlos, rellenarlos con dulce de leche y ponerle los M&M encima. Nada muy elaborado pero siempre efectivo. No encontré mini paletas heladas, hay poco dulce por lo cual concluyo que me mexicanicé del todo. Dulces para la piñata, eso sí. Regalo final: nulo.

Hay sol. No hace frío. Trabajaré todo lo que pueda. Mañana le pediré a marido pasado que compre hielo y haré las dos ensaladas (me olvidé los tomatitos cherry para una de ellas, fail).

No mucho más, eh. Una semana difícil. Empieza a aflorarme la angustia por la partida de Pau. Queda solo una semana y ahora sí es irreversible. La soledad se extiende como un manto inenarrable. La soledad, el abandono, son cosas con las que los humanos lidiamos mal. O tal vez sea solo yo. Qué importa.

Bueno, chicos. Se termina la semana.
Así las cosas.
Así.

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