jueves, 10 de febrero de 2011

ay, ay, ay

Uh, me había olvidado de cuán malhumorada puedo ser. Por razones exógenas y objetivas: peor. El mundo es ese lugar horrible en el cual los humanos chocamos los unos con los otros por los motivos más míseros. Aish. Bajón. Y hoy, viniendo desde muchos flancos distintos me acuerdo de por qué me gusta vivir recluída.

Pienso en el tema recurrente de la mezquindad. Relaciono mezquindad e ingratitud, sí, por lo general van de la mano. No así el resentimiento. Lo peor del mezquino es que suele tener poca conciencia (¿o es que soy una ingenua todo terreno? probablemente) y se comporta impunemente. ¿No contestar mails? Bueh: de décima. El mezquino, además, suele no tener clase . Y suele ser soberbio. Deleznable por donde lo mires.

Pero lo dejo acá.

Last supper con padres, siempre hablando de "temas", mucho de mis hijos también, mucho vino blanco, mucho queso, mucha almendra. Se van mañana a la tarde y los veré a fines de abril, en Bs As.

Lo mejor del día: el clima.

Después, unos chinese program que al final terminó pasable. Cansancio. Ahora un mínimo de lectura y después sueño. A las 6.35am suena el despertador, impiadoso.

Oh, mundo. Creo que prefiero la reclusión. Todo es más fácil. Aunque no brille.
Así las cosas.

2 comentarios:

Vivi dijo...

La de la mezquina debe ser una anècdota muy interesante, no?

ILEANA LEVY dijo...

Yo pienso lo mismo de la mezquindad y la soberbia. Ahora que termino el festival mande mails a todo el staff del teatro agredaciendo a cada uno, mails particulares y muy sentidos... Solo uno me contesto y me plantee lo mismo...