viernes, 25 de febrero de 2011

sobre la intimidad, el amor, la amistad y las despedidas

Me sigue rondando el tema de la intimidad. Hace dos días intensamente. La intimidad como eso que se genera entre dos personas que excede lo sexual. De hecho, ni siquiera pienso en esos términos. Pienso en la posibilidad de mostrarle a alguien lo que sos. Lo que pensás. Lo que te frustra o te causa dolor. O te alegra. De verdad. El miércoles tomamos un café con Xime, sentadas en la cocina mientras los miles de niños daban vueltas y pasaban las tres clases de piano. Me emocioné con su alegría y le dije algo que pienso: te lo merecés. Miéntras tomábamos café con leche. Y le dije otra cosa que pienso: uno sabe cuando llegás al lugar en el que te querés quedar. Para siempre. Y pensé en El banquete y que lo empecé a leer en la adolescencia, había encontrado los Diálogos en la biblioteca de mis padres y lo leí reiteradas veces. Pero no me voy a explayar. Estoy cansada y confundida y es un día raro.

En un rato se va Pau. Llegó el momento. Ayer salió todo bien y fue una buena despedida. Fuimos después con marido, los tres, a su casa a buscar unas cosas y lloré. Por primera vez desde diciembre, lloré. Esta semana me di cuenta de que no fui educada para mostrar sentimientos en público. No lloro cuando hay gente. Suelo contenerme. Pero bueno, ayer quebré y ahora, en unos minutos, me volverá a pasar. Es muy duro. Mi vida cambia y la sensación de etapa que se termina me mata. Pero tampoco quiero explayarme.

Antes de dormir pensé en lo friki que soy. A veces...bueno, a veces intento disimular pero no me sale muy bien. Recordé un montón de fechas de cumpleaños de gente del claustro que a penas conocía. Es lo que más me acuerdo sin esfuerzo y quedo como una loca. Y no mentir. Supongo que...tampoco es muy normal. Pero no puedo. Y no me interesa tampoco. No quiero decir nada que haga pensar a un otro que soy algo que no soy. No quiero que nadie me sobreestime. O que piensen algo equivocado. Me deprimiría mucho desilusionar, por ejemplo. Bueno, estoy cansada, hay muchos chicos en casa porque mis hijos no tuvieron clases y Mila y Bianca siguen dando vueltas en pijama. Milo llora porque quiere jugar con agua y Pau terminar las valijas.

Tengo muchas cosas que hacer. Tengo que reordenar mi vida. El año empieza hoy. Aunque esto ya lo dije millones de veces.


Bueno, chicos.
Así de confusas y mezlcadas y sentimentales las cosas.

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