lunes, 21 de febrero de 2011

el peso de las hormonas

No había reparado en la fecha ni en la posibilidad de que eso estuviera jugando algún papel. Claro, si te salta el electro con demasiada facilidad, adiviná qué: estás por indisponerte. El tema es que no tiene relevancia si no hay riesgos de embarazo. Y yo no los tengo. Es una tranquilidad, siempre. Pero soy pseudo infeliz, me siento un poco incómoda en la vida, me desperté con un dolor de panza atroz y marido no se apiadó así que despaché yo a Coco pero me volví a la cama y la segunda etapa se la entregué completa. Llegó Silvia, que vino a reemplazar a Luzma por estas dos semanas, y parece haber pegado onda con Milo que la persigue por la casa repitiendo hola hola y cualquier otra palabra que escuche por ahí. ¿Será, además, que es lunes y no voy a la psico? Marido dice que eso me pegó mal. Yo me fastidié con el comentario, obviamente, pero sé que en un punto (junto con otras cosas) tiene razón. Pero hay sol, me estoy tomando un café con leche, es una semana movida y la vida no es mucho más que esto. Debería salir un poco a la ciudad pero no creo que vaya a poder demasiado. Recién la semana que viene volveré al ritmo de visitar a Tila y esas cosas. Este miércoles al menos viene Xime con su aura de felicidad a que las chicas tomen las clases de piano. Marido posiblemente se vaya a Miami, estos próximos días tiene filmación de programa so no creo que le vea ninguno de sus pocos pelos. Yo, por mi parte, estoy ocupada.

Sí, poca reflexión. Un touch de nostalgia. Estoy levemente alejada de todo lo que sea Argentina. Solo un poco, supongo que lo suficiente como para sobrevivir.

Y no mucho más. Pensé otras cosas que fueron olvidadas entre llamados telefónicos, ducha y demases.

Bueno, chicos.
Así de chatas las cosas.

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