martes, 8 de febrero de 2011

nostalgia, realidad, presente y angustia

Ayer cenamos algo con padres y nos quedamos recordando los viejos tiempos. Los tiempos de Las Heras, cuando Ale vivía ahí y había siempre mucha gente, muchos amigos estudiando, entrábamos y salíamos y dejábamos todo hecho un caos, ni se nos pasaba por la cabeza lavar una taza o semejante. Recién ahora me estoy dando cuenta de lo desconsiderada y ausente que era. Vivía en mi mundo, conectaba pero no era nada permeable. Siempre había cosas ricas, fumábamos ahí sin problema, nos amuchábamos en la mesa de la cocina o en la mesa redonda del comedor y nos quedábamos hasta las mil con distinta gente, tomando café, comiendo bizcochitos. Yo, además, llevaba pibes sin filtro. Solo esperaba que mi viejo no se levantase. Otras llegaba sola pero tardísimo. Y me prestaba el coche aunque lo chocaba sin escrúpulos y con demasiada frecuencia.

Nos reíamos con mi familia. Nos seguimos riendo. Es de la gente que más gracia me causa en el mundo supongo que en parte porque son divertidos y en parte porque somos puro código. Con hermich nos quedábamos hablando en la oscuridad. Yo era basalmente infeliz, nunca estaba contenta. Pero siempre me reí mucho. Me sigo riendo todo el tiempo y principalmente de mí. Es lo que me salva.

Me dio bastante nostalgia y me di cuenta de que mis hijos están más cerca de todo eso que yo. Arrasador. 

Tenía desde antes una leve angus que se me acrecentó. Me acosté sola, terminé libro y a las 10.30pm estaba durmiendo. Pero a eso de la 12 y cacho cuando se acostó marido me desperté con un ataque de angustia feroz. Tuve que pedirle que me diera un cuarto de rivo. Cuando la angustia es tan básica no sé cómo conjurarla. No tiene pensamientos concomitantes, es angustia en estado puro, el ideal platónico de angustia que preferiría no conocer. Podría haber optado por el frasco de nutella pero no hubiera alcanzado.

A la mañana no sonó el despertador. O no lo escuché de lo endrogada. Entró Simón indignado, por suerte Luzma se avivó. Después marido buscó los regalos de Tita: una lámpara llena de corazones de vidrio con peluche, toda rosa y un juego para hacer bombones. Le gustó. Y padres le dieron los patines, como los míos, pero con cordones y ruedas rosas. Hitazo. No se los saca más. También soplamos las velas en el pastel que ayer le había traído Luzma.

Después de ir al club con madre fuimos a la escuela a soplar las velitas con sus compas. Breve, solo un panqué de chocolate (budín en argie). A la tarde irá a tenis y después pasearemos un rato, merendaremos. Quiero que sea feliz. Me sale bastante mal. Pero hago esfuerzos. El festejo grande es el 19, en el parque.  Tengo que organizarlo, por cierto.

Ayer compramos los regalos con marido y después fuimos a solucionar el tema licuadora. No puedo creer que pueda ser un tema con un marido. Es un delirio. Primero devolvió la que yo había comprado, estaba buena, era pro y de metal. No: él quería la que tenía en mente. Sí, hablo de una LICUADORA. Marido puede ser altísimamente caprichoso. Elegió una pro con vaso de vidrio y perillita en lugar de botones o cosa rendonda (este era el máximo punto, la quería vintage) y también nos agenciamos de una olla a presión que quería Luzma (con razón). Después fuimos a comer a la Roma, caminamos, tomamos cafecito y volvimos.

Hay sol y un clima ideal. No hace nada de frío. Si no fuera por la intensidad de la angustia soy cuasi feliz. Marido está muy ocupado. Milo juega con un patín y habla sin parar. No se puede creer lo que es este pendorchito.

En fin, chicos.
Así las cosas.
Cumpleañeras (o lo irremediable del paso del tiempo)

2 comentarios:

LA RUSI RELOADED dijo...

Hace unos días leí un reportaje a Woody Allen, a propósito de su nueva película y te lo dejo acá. Loviu mucho mucho!


“Me distraigo de esos pensamientos trabajando -dice-. Cuando pensás en la vida y en la muerte te das cuenta lo duro y difícil que es todo, y que no hay nada que puedas hacer al respecto. Mi trampa personal es trabajar todo el tiempo. Así me engaño. Cuando era chico me escapaba al cine a ver películas, ahora es a hacerlas. Es el escape del cobarde, del que teme a la muerte.

Las distracciones como una forma de escape...

Ya lo escribió Nietzsche: “Si mirás la vida muy de cerca, es insoportable”. Tenés que engañarte a vos mismo. Lo mismo dijeron Freud y Eugene O’Neill: la vida es terrible y dolorosa y no podés vivir sin engañarte. Los religiosos creen en Dios, los artistas creen que su obra los hará perdurar, los padres creen que sus hijos los sobrevivirán. Son engaños, ficciones. Al fin y al cabo, uno nace, vive una corta vida y después se muere. Y no tiene ningún sentido porque todo se termina. En millones de años no habrá sol, ni estrellas ni Shakespeare, ni nada.
Como ser humano, es inevitable buscar un sentido a las cosas, es algo que llevás dentro, creés que tu vida no es tan inútil como la de un animal o una planta. Pero cuando la mirás de cerca te das cuenta de que es igual, de que lo que hacés no tiene ningún significado. Por eso se sienten mejor los que no miran a la vida tan de cerca. En mi país se han vuelto cada vez más religiosos, creen en la reencarnación. Otros hacen psicoanálisis. Otros van a que les digan la suerte, se cuidan en las comidas, corren, toman vitaminas. ¿Y qué ganan con eso? Como mucho le agregarán unos años a sus vidas, pero en el gran esquema de las cosas, no cambia nada. El trabajo del artista es entender cómo se puede llevar una buena vida sabiendo todo esto, cómo podés levantarte cada mañana pensando que el universo desaparecerá y encontrarle igual un sentido a lo que hacés. La gente se autoengaña, pero sería bueno poder hacerlo sin eso...

Lo curioso es que la gente de cualquier manera tiene un instinto de supervivencia. Si alguien saca un arma acá y trata de matarme, trataré de pararlo. Me dirás: ¿para qué, si la vida no tiene ningún sentido? ¡Que dispare y listo! Hay algo en tu sangre, en tu corazón, que te hará saltar sobre él para defenderte. Es interesante. Es un misterio el hecho de que la vida sea tan importante pese a no tener sentido."

JB dijo...

Yo también la leí. Es obvio por qué nos gusta Woody además de por ser jewish!

Gracias y besos!!!!