viernes, 20 de marzo de 2009

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En el sueño mataba personas con una ametralladora, primero tenía una pistola pero prefería pasar al arma larga. Era en una librería y entre los asesinados había un bebé de cinco meses. Iba a la cárcel. Fue largo y se siguió desarrollando. La cuota de angustia era mucho menor a la esperada para un caso semejante. No importan las interpretaciones, pasaron de moda. Eso sí: no dejo de sorprenderme. Mi inconciente está muy activo y cualquierista.

Me voy a Polanco.

Así de perturbadas las cosas.

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