martes, 17 de marzo de 2009

harta de tanta estupidez

Como tengo una hora y media de espera en el club, decido, con muy buen criterio, depilarme las cejas en el interín. Siempre me depilo ahí, aunque los odio, me queda muy cómodo. Le pido a la señorita de turno que no se pase, que no me saque más que lo que sobra. Huele a chivo, me pone su axila muy cerca de mi nariz. Demasiado. Siento que algo no anda bien, le repito que no me saque más de lo estipulado. Me dice que no. Le pido que me muestre y oh no, no y no, me sacaste la mitad de una ceja, gorda. Lo peor es que me lo niega, me dice que no, que están las dos iguales. Estas cosas me brotan, mal. Gorda, me dejás como el ojete, deforme y encima lo negás. Son cosas de esta cultura que no entiendo. Pedime perdón y listo. Tres veces le dije hasta que lo admitió. Obviamente no pagué pero cuando me quise quejar con el encargado otra vez me tuve que enfrentar a la cantinela de no, pero si están iguales. Me despiertan instintos asesinos. Vivo en el lugar equivocado, lo sé. Soy yo. Pero te quiero ir a rapar las cejas. ¿Entendés?

No, claro que no entendés y pedir disculpas no es lo tuyo, pedazo de estúpido. No es la primera vez que tenemos problemas y todo por insistir.

En fin. Eso. No tenía bastante con ser obesa que ahora además, tengo una ceja deforme.

Así de infames las cosas.

1 comentario:

{ maría } dijo...

uhh soñé que me depilaba las cejas y me quedaba con una mitad de ceja menos