domingo, 15 de marzo de 2009

domingo. interior. día.

Silencio en la casa. Sol espectacular afuera. Yo, en el sillón. Me encantaría estar en la cama, con la compu encima pero está descargada lo que implica que el cable no llega bien y la tengo que tener en una posición tan incómoda que neutraliza el placer de la horizontalidad. De todas maneras, no me concentro. No hice nada, una parte del desayuno, enjabonar tres cubiertos y buscar la ropa para que Diego le lleve a Tita al club. Estoy agitada y necesitaría dormir un rato más. Quería ir a la lagunilla pero suena a mal plan en este estado. Ayer, larveamos toda la mañana. Hitazo. En pijama, miramos lista de nombres, hicimos sobremesa de desayuno, después larveamos un rato más, nos bañamos, fuimos los cuatro a comprar regalo de Bianca, volvimos, vimos un rato de la historia de Pixar en HBO y después partimos hacia la fiesta. Estuvo muy agradable, platicamos, discutimos mucho sobre el nombre del futuro AB. Volvimos tarde, sin Roberta pero con Francisco. Vomité. Comer demasiado y cosas que me hacen mal, tiene esos efectos colaterales. Vimos Mad Men, antes intentamos encontrar algo pero con éxito nulo. Odio la tele. Y nos acostamos. Los chicos jugaron con el Lego y se autoacostaron. Unos genios. Hoy se agarraron unas lechitas de cartón y siguieron jugando Lego. Es la mejor inversión que se puede hacer. Nosotros nos quedamos en la cama hasta las nueve. Me voy a tirar un rato, debería juntar fuerzas y depilarme (no creo que lo logre) e ir al club (tampoco sé si lo lograré). Hay que hacer el proyecto del espacio, Diego quiere reproducir la superficie lunar con papel maché y luego pintarla. Debería poner el papel de diario en remojo. Por más inverosímil que parezca, no me da la energía. Detesto estar así. Con toda mi alma. Y no tengo libro que me tiente. Malísimo. En fin.

Así de domingueras las cosas.

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