lunes, 2 de marzo de 2009

bolón diabólico

Eso me canta mi marido, obviamente al son de ese tema de los Babasónicos que ya tiene mil años. Yo me río. Aunque quiero llorar. No me gusta ser gorda. Para nada. Espero que sea coyuntural, claro. Diego me dice: "No estás gorda", lo hace con cero convicción pero yo se lo agradezco igual. Me río de que me persiga para toquetearme, yo con este volumen tan poco digno. Ni siquiera engordo por comer cosas ricas. Es sólo un problema de cantidades + falta de ejercicio. Estoy enorme. Y celulítica. Dios, qué flagelo.

Acabo de llegar de llevar a los chicos. A las siete y media me despertó Simón preguntándome cuándo íbamos a desayunar. Yo soñaba que me peleaba con mi papá, a los gritos, porque tenía una novia asiática de 45 aprox. que a su vez era la novia de un candidato de mi mamá (mis padres siguen casados y en el sueño también lo estaban). Mi mamá sufría mucho por su culpa. Me sentí tan estresada como si hubiera estado gritando en la vida real. Malísimo. Simón se visitó, yo llamé a Josefa muy enojada porque no estaba en casa, el sábado antes de que se fuera le pedí por favor que llegara temprano, que iba a estar sola. Le chupó un huevo. Diego partió a las cinco de la mañana, me dio dos besos y se fue con sus bártulos. Entonces, mi hijo mayor bajó e hizo, solo, el desayuno. Puso toda la mesa perfectamente y las tostadas para él y para mí estaban en sus respectivos platos cuando bajé, después de pelearme horriblemente con Roberta por su outfit. No lo podía creer. Sos un genio, Coco. Mil gracias. Estaba orgulloso, se preparó su tostada de pan negro con manteca y azúcar mientras yo me hacía el café. Partimos, dejé a cada uno en su escuela y a la vuelta tomé el camino equivocado por lo cual tardé mucho más de lo esperable.

La grasa en mí tiene un efecto rarísimo: me da comezón. Ahora checo las cotizaciones del seguro médico. Es principio de mes, la puta madre, se viene la andanada de gastos y después la andanada de gastos anuales. Vivir es imposiblemente caro si tenés una familia. Últimamente, de todas maneras, intento pensar en positivo respecto a ese tema. Los miedos atávicos que posiblemente se remitan a algo más que la novela familiar del neurótico, son una lucha semi perdida. Igual, no la abandono. También tengo que llamar a LG porque el microondas volvió a dejar de andar, una vez más.

El cielo está hermoso y amaneció helado. No se entiende bien el devenir climático. Lo que menos entiendo es que ya sea marzo. Marzo. El año comienza oficialmente (sobre todo en el cono sur, acá las correlaciones del calendario con el curso de los acontecimientos son más intrincadas). La vida que se pasa.

Ayer pasé la mañana con Tita. A las dos nos vino a buscar el segmento masculino de la familia (aunque parte de él, lo llevo puesto en su forma proto) y fuimos a Cumaná. La mesa era larguísima y la cantidad de gente, exagerada. Estuvo bien. Comí pizza muy demás. Volvimos, Simón jugó con Francisco mientras Diego hacía la valija. Esta vez no se la hice yo, no me daba el físico. Después, vimos Slumdog Millionaire. Me gustó. Trajeron a Tita y buscaron a Pancho. Simi se dio un baño rápido y hubo un rato de angustia, creemos que generada por la partida del padre. Cuánto sufrimiento ver a un hijo triste. Aunque sea sólo un ratito y por lo general, sea un niño feliz. Cuando finalmente la casa estuvo en silencio, miramos en la cama, Frost/Nixon. Un poco me dormí. No se sostiene.

Empieza la semana de soledad. Padezco un poco que todo recaiga sobre mí. Aunque sé que no pasa nada, eh. Sólo que no se reparte y eso no está bueno.

¿Y mi carisma? Perdido. Antes, si ponía voluntad podía, tranquilamente, ser el centro de atención, a veces lo hacía y lo disfrutaba. Ya no.Ya no me interesa tampoco. Prefiero camuflarme, participar lo que corresponde y huir a mi guarida, a ver pelis.

¿Será la edad?

En fin.

Así las cosas.

No hay comentarios.: