miércoles, 4 de marzo de 2009

gratitud

Andrea, Diego, Flor, Merin. ¡Mil gracias! Algunas cosas salen y otras no pero lo importante es la actitud.

No me recuperé mucho de la movida matutina. Llevé a Simi a su clase y lo busqué. Hablé vía skype con el amigo americano que me deja mensajes en clave y yo, que soy bastante naba, no los cazo. También intentamos mostrarles a Antonio a mis padres pero estaba hecho un bollo justo al lado de su rueda y fue imposible verlo. Avanzo lentamente con la novela. Me pierdo. Pero no desisto (con estas no se puede). Tengo que pasar por la librería (será Gandhi, no me da para ir a la condechi) a buscar unas cosas que me interesa leer y otras que me interesa tener hace rato (que leí pero nunca tuve en mi poder). La nieta del señor Lihn, de Philippe Claudel está por la mitad. Pastoral americana de Roth, la terminé pero la leí semi en diagonal. No tengo nada para seguir. Bueno, podría retomar alguno de los muchos libros abandonados entre el año pasado y este, pero está claro que por algo los abandoné y no estoy justo en el mejor momento para hacer esfuerzos sobrehumanos por aguantar literatura.

De mi marido sé poco y nada. Cuando está entretenido se olvida completamente de mí. Sí, se la pasa grabando de un lado a otro, es cierto, pero todos siempre tenemos un rato para llamar.

No desistí del curso de pastelería, empieza el 18 de marzo pero tienen que convencer a las otras participantes de adelantarlo una hora porque si no, no puedo asistir. Estoy harta de ser chofer y de no poder hacer nada por lo mismo.

Otros planes para cuando pueda moverme libremente:

pintar los muebles de la cocina que son pintables
organizar una buena huerta en el jardín, semi detesto estas tareas pero me encanta poder consumir las cosas que cosechamos
el diario en papel (esto lo debería hacer ya)
hacer gym me parece una obviedad

Y no sé qué más. Mis aficiones son de vuelo bajo.

Todavía me falta un rato para ir al Covadonga. A las nueve recién sale Pau del consultorio, en Polanco. Iré a buscarla en un taxi, no puedo manejar ni un minuto más. Falta baño, comida, cuentos. Leer y leer. Y desear que me siga la buena racha emocional (¿nadie notó mi buen talante?).

Así las cosas.

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