martes, 25 de enero de 2011

ah sí, no coger hace muy muy mal

Me olvidé de decirlo todo este tiempo pero es una realidad innegable. Hay gente que lo necesita menos, me di cuenta hace poco, gente para la cual no es un tema, un imperativo. Bendecidos aquellos. También pensé...no sé, ni me acuerdo. Leí mientras los chicos tomaban sus clases, Milo andaba por ahí gritando y yo lo vigilaba con un ojo. La dentista nos hizo esperar, como es su pésima costumbre, y cuando estoy ahí, no sé bien por qué, se me cae todo el peso de la existencia y la maternidad. Algo hay. Pesado. Tal vez es que pienso en la ortodoncia de tres y no me la puedo creer.

Estos días estuve blandita. Es decir, poco peleadora. El domingo me di cuenta de que no puedo dar un paso al costado, sobre todo con pibes. No puedo quedarme callada y por lo general, redoblo la apuesta. Pero, claro está, puede que sea sólo una impresión mía.

Hablo con Domi por tel. Volvió Pau y ayer comí con ella e íbamos a ir al cine pero se empezó a sentir mal. Su partida, más inconcientemente de lo que puedo expresar (o no...) me tiene mal. Pau fungió como hermana todos estos años. Es una pérdida muy dura y yo, bueno, yo ya internamente la estoy elaborando pero con mucho costo. Quiero llorar.

En fin.
Dejamos acá.
Así las cosas.

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