jueves, 27 de enero de 2011

gorda, con sol y haciendo tiempo

Pensé que mis padres iban a estar esperándome ansiosos, listos para salir padre a tirar pelotas en el drive y madre para pasear por las tiendas. Pero no, me apuré al recontra pedo, hice quince minutos menos de aeróbico de lo que correspondía, descarté la clase de pilates y no me quedé más de diez minutos en el sauna con la tintura puesta.

Ahora terminan de cambiarse o se cambian.


Ah sí, claro que llegó marido. Sí, me llenó de regalos, uno más lindo que el otro y fue un reencuentro feliz.

No: MENTIRA.

Me trajo un suetercito y nada más. Las pantuflas que ligó Roberta supuestamente eran para mí pero no sé, se ve que no le había comprado nada a ella y le dio culpa. Las zapatillas de deporte no las compró...Para Simón sí pero 2 talles más grande. Sí, marido conecta así: raro.

Y nos matamos, obviamente. Yo estaba bien esposa rompehuevos, todo lo que no querés ser. Hacer reproches es lo menos, nadie lo disfruta (¿o sí?). Yo hace un par de años que me jacto de haber abandonado el hobbie de romper los huevos (no creo que marido esté del todo de acuerdo pero eso es imposible) y la vuelta me hizo llorar mucho. Lloré con ruido, mocos y quejidos por la realidad irresoluble y por tirar de la cuerda hasta que marido me odió. Dormí pésimo, Milo se despertó mil veces molesto por los mocos.

Uy, padres están listos ahora sí.

Bueno, a la mañana le dije que seamos amigos, lo abracé y estaba frío y distante pero al final lo convencí y después de coger todo tiene más luz.

Bueno, me voy a pasear con padres a Santa Fe.

Así las cosas, chicos.
Así las cosas.

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