viernes, 7 de enero de 2011

en esta puta ciudad...

Es verdad que la cita no aplicaría. Pero no me importa. Hace un par de horas que pisé suelo mexicano y ya estoy deprimida. El shock es demasiado fuerte a todo nivel.

Hoy Simón cumple 9 y eso debería ser lo importante. Y no lo es. No puedo descentrarme tan fácilmente. Claro que son las 8.13am, estoy en la cama, reencontrándome con mi compu mientras marido se viste para ir a la entrevista a las 9am para a las 11 ir a una junta y seguir su vida activa, pasada de revoluciones contra la mía que es chata, llovida, imposible.

A las 3pm del 7 de enero del 2002 fuimos a ver a Sebastiani. Me dijo que a las 5 me internara en el Otamendi, fuimos a Domani a que marido comiera y él, que siempre fue poco rescatado, se comió una suprema suiza mientras yo, tranquila pero nerviosa, lo miraba sin poder creer que mi vida estaba por cambiar para siempre (y sin poder probar nada, claro). A las 6.22pm nació y yo lloré de felicidad. Ya sabemos que nací para parir. Bueno, ese cuento ya se lo conocen.

Marido me besuquea, me dice que me ama, se perfuma y le digo que se ponga algo en el cuello, un pañuelo o semejante. Me hace caso. Me ama porque acá soy para él. No hay distracciones. En el aeropuerto de Santiago le dije que lo único que me gustaba de volver era que nos reencontráramos. Contestó: es que en Bs As te diluís. No, papi, en Buenos Aires tengo entidad y en cualquier otro lado soy cuasi un apéndice tuyo, dedicándome a vos y a tus hijos. Es terrible. Y es cierto. No quiero levantarme de la cama. Sé que la paso como el orto acá, sé que no quiero estar acá. Sé que si pudiera me iría corriendo a vivir a Bs As a pesar de todo lo malo que pasa y me pasa allá. Esa es la verdad. Pura y dura. Y este año va a ser peor porque hubo éxodo y cada vez estoy más aislada. Podría decirles que voy a cambiar, que voy a buscar cosas y es cierto, puedo volver a intentarlo por vez número mil. Pero al margen de que siempre es infructífero, no hay forma de suplir los cafés y almuerzos con mi madre, ni los cafés y almuerzos desopilantes con mis amigos, ni la ciudad, ni el potencial que podría (quien dice, tal vez) desarrollar. En fin, sabelo: soy infeliz. Estoy deprimida. No quiero levantarme de la cama a deshacer el equipaje, Luzma aun no se apersonó pero ayer a la noche la llamé y me dijo que venía. Tiene sus tiempos. La casa está en decadencia. Y todo me parece un bajón y lo peor del caso es que: lo es.

Internet es mi refugio.

Tengo que contestar mails lindos que recibí de despedida.

Es el último día de vacaciones. A la tarde llevaré hijos al cine como festejo. No hay casi nadie y no tengo ganas de armar nada tampoco. El 5 de febrero, cuando padres estén acá y marido hay vuelto de sus múltiples viajes (me quedo sola desde el 12 hasta no sé cuándo: NY, Miami y ahora parece que se sumó Uruguay). Armaré algo grande esta vez. Puede entusiasmarme. Es sábado.

Por lo demás, el saldo del viaje es muy positivo. En Bs As todo es intenso: lo bueno y lo malo. Pero tuve una sensación de tranquilidad, de satisfacción basal impagable. Poder decir que estoy contenta con lo que soy y con lo que tengo y decirlo de verdad, que amo a mi marido y que nos llevamos bien, sentirme en mi piel a pesar de los bajones y derrapes. Estar tranquila en un sentido que tal vez sólo yo y unos pocos entiendan. Sentir por otro lado que algo se desarmó, como si fuera un aura que ya no tengo y que en otro momento me hubiera pegado pésimo y esta vez, en cambio, me cayó perfecto. Me parece lo correcto, me hace sentir mejor plantada.

Ok, el viaje. Estuvo perfecto. Bastante cansador pero mucho menos grave de lo que imaginé dado que nos despertamos a las 5am y llegamos a casa a las 2am (siempre hablando de hora argentina).

¿Por qué no llega Luzma?

Mis hijos estrenan juego de wii que trajo Santa. Creo que están contentos de estar acá, los tres en un mismo ambiente sin pelearse es un milagro. Se llevaron pésimo (los dos mayores) sin respiro. Milo es un SOL. Ese nene me tiene loca. Su buen humor, su sonrisa constante, su dulzura. Nunca vi algo así. Seh, estoy boba.


Bueno, chicos. Estoy de vuelta. Tan yo como siempre, sin saber bien qué onda. Sin poder creer que esta es mi realidad  y sin querer que lo siga siendo. Tengo que hacer listitas. Tengo que ir al super. La profesora de piano no tiró la verdura que había en el refri y hay un cultivo de hongos de todo tipo. Tengo que desarmar el equipaje, cosa que detesto y tengo que fijarme qué hay en el cine.

Así las cosas.
Welcomeback a mi misma.

2 comentarios:

Unknown dijo...

me parecio o en un blog anterior pusiste que en Mexico aprendiste a ser Feliz... no entiendo!!!!

JB dijo...

sí, sí, aprendí a ser feliz pero ya no la paso bien. ya no quiero estar acá. se cumplió un ciclo.