miércoles, 12 de enero de 2011

son las 3 y no puedo dormir

Bueno, son las 3.32am, en realidad, hace rato que doy vueltas y me puse a pensar y decidí bajar a escribir porque tengo la mañana super ocupada.

La caída del aura es el tópico. Y no, no hablo de Benjamin y su reflexión sobre la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica que todos leímos. Hablo de mí, de la caída de mi aura sexual, de la dura realidad que me tocó afrontar. O no tan dura. El darse cuenta, digo. Durante años pensé que me cubría un halo de animalito en celo que se mantenía a pesar del matrimonio, de los hijos, de todo. Era algo más allá de la voluntad, una escencia que me acompañaba, una capa. Este viaje terminé de darme cuenta de que ya no existe más. No está, se fue. Ya nadie me mira con deseo. Excepto marido, claro, que por suerte se copa con que duerma con musculosa, con las tangas y esas cositas.
Podría pensar que es la edad pero no lo es, caminé por la calle con Fer (quien es 19 días más grande que yo y sin dudas, una bomba sexy) y a los pibes no les daban los ojos para mirarla. Yo: pasé desapercibida una y otra vez, en todos los ámbitos. Bueh, no, desapercibida digamos que no es el término adecuado para describirme, claro. Podés pensar que soy insopor, odiosa, expansiva, demasiado extrovertida, simpática, buena onda, graciosa pero lo que ya no hay es: deseo. Está bien, eh. No me quejo, no es un planteo JAP (término legado por E: Jewish Argentinian Princess), es la descripción de una realidad. Y con eso hay que convivir. Casi que diría que es mejor (ponele) que aparecen otras cosas más positivas. O no. Qué se yo. Es lo que hay y punto. Es sólo que hay que acomodarse al nuevo paradigma.

En fin. Seguramente podría desarrollar más pero es demasiado tarde o demasido temprano. En menos de tres horas suena el despertador y arranca el día. Y va a ser una mañana dura así que me retiro a mis aposentos.

Así las cosas, chicos.
Con el aura desaparecida.

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