martes, 27 de octubre de 2009

cómo ser Bridget Jones tres hijos después

Te puedo dar una clase. En realidad, no ahora porque estoy mirando Sex & the city. Ahora sí, terminó el capítulo. Pena que no soy Carrie. Como bien dice el título soy lo secuela de la gorda inglesa después de que se reprodujo tres veces. Entre ayer y hoy metí incontables veces la cuchara dentro del frasco de nutella, comí granola, galletas de chocolate y tostadas con manteca. Sólo salí de mi casa para ir al club y buscar hijos en la escuela (una vez cada cosa), hablé con el pediatra, tuve mucho a Camilo encima porque está ultra chillón y claramente, y por razones obvias, me deprimí. Para colmo, leí El guardían entre el centeno en el auto, ví unos cuántos capítulos tirada en mi cama y perdí las ganas de todo. El bueno de Luigi me mandó un mail alentador, una vez más los amigos varones la rulean. Caí en la cuenta de que estoy excesivamente poco sociable. Muy poco. Cero ganas de nada. Cero voluntad. Volvió la apatía que por meses estuvo escondida. Te prefería dormida, me odio cuando soy así. Y así, lamentablemente, pareciera ser mi esencia. Debería despertar al bebé, hace dos horas que está durmiendo. Estos últimos días se hizo unas siestas monumentales pero cuando está despierto es imposible tenerlo apoyado. Jose nunca apareció. Karina se encierra en su cuarto a ver tele en lugar de ayudarme. No entendió nada. Y Diego, piensa en trabajo. Desaparece por miles de horas. Y yo, bajo ningún concepto, quiero ser una esposa rompe huevos. Es tan obvio que nadie quiere serlo. No habría ni que explicarlo. Yo también quiero una vida, estar entretenida, ausente, olvidarme de todo pero...no puedo.

En fin. Mis deberes de madre me llaman. Ya es noche cerrada afuera y el reloj dice 6.25 pm.

Así de depres las cosas.

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