viernes, 16 de octubre de 2009

noche de viernes

Las visitas generan una sensación de tiempo suspendido. No hice mucho en la semana. Estuvo bueno igual, estuvimos tranquilas con mi vieja, los chicos contentos, el bebé que era cuasi un desconocido. Ante estas circunstancias te enfrentás a la extrañeza de vivir afuera. De repente me veo hablándole semi mex a mi mamá. No es que yo tenga acento pero no hablo exactamente igual. Pero esta semana, encima, hablando un argentino rarísimo con mexicanos. Del tipo a mi compañera de locker: ah, te tiró toda la data. O a Lisa: una gila. Cosas ridículas. Extemporáneas y porteñas. Mis hijos mezclan también pero básicamente intentan hablar argentino con nosotros y mexicano con los demás. Es muy raro escucharlo, te llamaría la atención.

De marido no tengo noticias. Supongo que está en el teatro. Hablamos hace casi seis horas y nunca más. Un clásico.

Es viernes a la noche. Los chicos están mirando tele. Hoy los dejo. Podría ver Sex & the city, me prestaron unas cuantas temporadas pero como ya vi algunas me da fiaca. Tengo alguna peli, ah ya me acordé, voy a ver una que tengo ganas. Me comería algo dulce, no debo ni por los kilos ni por el reflujo. Primero, acostaré niños. Qué rara la vida. Qué raro que se viene el frío, tengo puesto un sueter de lana gruesa. Un poco de fiaca y un poco de ganas de mística invernal. Cambiar los hábitos.

Cuánta improductividad. Y eso que no consumo you tube (nunca), ni bajo pelis o música. Yo soy adicta a la lectura de todo tipo.

En fin.
Así de viernes y solitarias las cosas.

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