miércoles, 28 de octubre de 2009

una mañana particular

Sí fui al super. Vine, chatié con Merin. Me dio alegría, hacía tanto que no hablábamos. Después me fui al club pero previamente mi vecina me invitó a un desayuno de mujeres españolas (?). Mientras hacía elíptica apareció Walter. Me sorprendió verlo ahí a esa hora pero más me sorprendí cuando a los diez minutos apareció Jorge. Todo cualquier. Los días de semana no se ven maridos, se ven señoras o señores desconocidos, no amigos. Raro. Hice 45 de elíptica. El iphone no enganchaba el wi fi así que sólo escuché música. Fui al sauna un rato y después, mientras me bañaba, pensé que no estoy tan segura de querer dejar mi vida suburbana. La tengo tan armada. En el Chedraui me encontré con Lourdes, una de las vecinas, me preguntó por el bebé, le dije que hoy cumplía seis meses y ella me contestó: Y tu tan flaquita. No le contesté que no, que es sólo la cara, que hace días que no me siento a comer un plato sano, que como porquerías al paso desde el viernes y que no me peso porque le presté la balanza a María así que posiblemente estoy completamente desbarrancada. No, le contesté: Ay, gracias. Y seguí comprando fruta y verdura que no como. Después el sauna, ahí me di cuenta de que me quejo de la soledad, me da envidia esa gente que se mueve en grupo, que tiene a sus amigas incondicionales a la mano y esas cosas pero tengo que reconocer que yo no soy así. Aunque me queje, soy enajenada. Me olvido de llamar por teléfono, mi único modo de comunicación es el mail o el chat. Soy entre fóbica y solitaria. Por más que socialmente suela ser simpática y expansiva (cada vez menos igual). También pensé: mis aparatos de siempre, el club al que aprendí a querer, los amigos de la zona. Voy a extrañar mucho todo, no sé si me quiero ir. Platiqué con mi compañera de locker, la que había dicho que el Holocausto era un invento o semejante y desde ayer que me cuenta sobre su hermano que vive en Tijuana. Médico. Y converso. Se hizo judío. Parece que está de la cuca. Increíble. La primera vez que escucho algo así en México.

Volví, me cambié (había olvidado algunas cosas y mi elección de vestuario era demasiado invernal para el clima de hoy) y me fui a lo de Carmen, mi vecina. También fue Lisa. Me comí cuatrocientos sandwichitos y mil quinientas trufas y bombones, todo a las doce del mediodía. Soy una verdadera hija de puta. Ahora voy a trabajar un rato. A las dos y media tengo dentista. Tita semi afiebrada. Sigue acá. No sé si mañana podrá ir a la escuela. No entiendo qué tiene. También raro. Y no mucho más. Cuando las señoras tocaron una campana y empezaron a agradecerle a la anfitriona, huí como un rata. Rata a punto de explotar de todo lo que tragó en tiempo récord.

Y no mucho más.
Contradicciones. ¿Dejar mi vida acá y armarme otra vida más cara en la ciudad? ¿Nos volvemos? ¿Nos mudamos por acá?Disyuntivas.

Así las cosas. Digamos.
Confusas, para variar.

1 comentario:

LA RUSI RELOADED dijo...

me encanto este post, más real, más vos. te quiero!