viernes, 9 de octubre de 2009

en la máquina de piernas

Me encuentro pensando: extraño Puán. Claro que de inmediato, en la segunda serie (aunque no fueron series en ese aparato sino una larga sesión ininterrumpida) pienso que lo que extraño es tener una vida. Ver gente. Estudiar. Pensar. En fin. Hice glúteos, brazos, piernas y un cacho de aeróbico. El total fue de 45 minutos así que no me maté. Igual, me duele todo. Yo prefiero la constancia en corta duración a la intensidad cada muerte de obispo. No aguanto mucho más de ese tiempo en el gym. Es mi tan mentada ansiedad. No lo puedo evitar, una de las cosas que más quiero siempre, en la vida en general, es irme. De todos lados.

A ver si laburo. Estoy en cualquiera. Estoy pero no estoy. No recibí un solo mail en lo que va del día. Escribime.

Quichicientos libros empezados. Más que trae mi madre, que por cierto llega esta noche. Marido estresado, mucho mucho trabajo.

Y yo en babia. Babia.

Ya terminé mi fruta con yogur y empiezo a hacer cosas.

Así la vida.

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