viernes, 23 de octubre de 2009

no lo puedo evitar: el mood queja se extiende en el tiempo y el espacio

Llegué destruída. Parece que a Milo le están por crecer los dientes. Bah, eso pareciera pero pueden faltar dos meses. El tema es que se puso molesto, casi no lo pude apoyar en ninguna superficie ni adminículo en todo el día. Y eso que fuimos a un cumpleaños. Agotador. Todo. Me dieron serias ganas de llorar. La fiesta estuvo bien, de a poco desentono un poco menos, no mucho, pero me aceptan, no digo cualquiera sin pensar, y me fui para dar la teta. No soy yo. No sé, no me dieron ganas. Me estoy volviendo una verdadera adulta. Increíble de mí. Y llegué casi sin perderme. Pero que mi gracia esté desapareciendo es raro. Ya ni lo intento. Una madre nos contó que el marido le metió los cuernos con una artista durante un año y medio. Ahora están casados, ellos claro. Me dio pena y un poco de alegría que lo contara. Las demás madres no sabían, yo pregunté todo, obviamente. La gente tiende a contarme sus intimidades, tengo ese skill. Todas estaban muy emocionadas porque había sido el día de las naciones, al salón de Tita le tocó Japón. Parece que Japón siempre le gana a Argentina, nuestro nivel de exotismo e interés pareciera ser nulo. China ataca Kamtchaka.

Mi mal humor a las seis de la tarde era indescriptible. Diego llegó unos minutos después que nosotros, bueno, yo ya había bañado al bebé, había dejado las botas y pelé ojotas. Olvidé decir que mi look sí sigue desentonando pero eso resulta cuasi redundante. Como no llegué a hacer brownies (me superó el cansancio y el trabajo), llamé a María para preguntarle si tenía algún tipo de chocolate. Sí, almendras bañadas. Genial. Las fui a buscar y me quedé un rato, estaba con sus dos cuñadas, me ventilé, estuve como media hora sin hijos (sólo me pasa cuando voy al gimnasio o al super) y volví con el tarro de almendras para el café. El menú de hoy incluye las papas de siempre (son ricas y fáciles, no hay con qué darle), unos rib eye envueltos en panceta con una salsa de hongos, un gazpacho con quesitos y esas cosas de entrada y la mousse de mandarina con un coulis de zapote negro. La limonada con menta y jengibre también la incluimos. Marido ultima detalles mientras yo estoy acá, a veces me da mono de compu.

Tengo más cosas para decir. Por ejemplo: Fer está en Buenos Aires y mañana cumple años. Maru está por parir. Yo quiero vivir en la ciudad, no aguanto más esto. Tengo dudas acerca de mi potencial felicidad en Argentina. Y sé positivamente que necesito un poco más de ayuda. No soy wonderwoman, me canso.

En fin. Unas fotich y a terminar mis tareas.
Así de ajetreadas las cosas.



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