jueves, 22 de octubre de 2009

de lo que me vengo a enterar

Ayer me dijeron que era una looser. Y yo, viviendo tantos años en la ignorancia. Digo, no me creo la más canchera pero de ahí a looser, un gap grande. Claro que soy hiperconciente de mi aparetez extrema. Mientras bañaba a Milo buscaba los orígenes. No, en la infancia no. No era así. Era común y corriente, con mucho carácter, sí. Pero normalita. Y semi nerd, me gustaba mucho leer. Pero me veía todas las novelas de la tarde. Cualquiera. Mi vieja jamás nos puso ni medio límite con la tele, no le parecía. Mi hermano salió más adicto y yo terminé odiándola durante bastante tiempo. Ahora ya no.
La cuestión es que creo que nació en la adolescencia. No sabría cuándo exactamente pero con las hormonas y el crecimiento de la nariz (todos sepan, todos los menores de 13, que uno no nace narigón, la nariz aumenta su tamaño con los años y un día te levantás y zas, te cambió la cara).
Bueno, ahora soy una looser declarada. Ni modo. Nadie se murió por eso.

Mi marido casi terminó la cena. Ya dejó hecho el gazpacho para mañana y yo estoy extremadamente cansada. Quemada MAL. Me olvido de todo. No conecto.

Me gusto más pilas.

Así de agotadas las cosas.

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