martes, 6 de octubre de 2009

uno de esos días de mierda

La pasé mal todo el día. Encierro. Sentirme mal. No socializar de ninguna manera (ni real ni virtual), cuando me empiezo a sentir así, abandonada y triste, aburrida y desangelada, todo funciona mal. Los chicos problemáticos, pesados, supongo que más que ver con padres que se pelean. Diego deja de hablarme a las ocho de la noche. Se va hoy a las 7am (empezó gym madrugadora), llamó mientras yo dormía (me torré completamente) y en un rato llegará, espero que con mejor onda. Afecta a los hijos que los padres se peleen. Es una realidad, él pareciera no darse cuenta, supongo que no lo puede controlar, no me soporta. Así, algo que hago o digo y deja de soportarme y se enoja por los tiempos de los tiempos. Yo no soy así. Yo me enojo pero se me pasa. No coincibo convivir sin hablar, además. Tiempos difíciles. Karina es una buena onda. Pero no quiere que se vaya Jose, le da miedo quedarse con todo sola. Leo una novela agotadoramente espantosa. No me la puedo creer. Eso también me desalienta. Finalmente cociné y me comí la mitad. Soy un desastre completo, no tengo conducta. Me odio. Mañana espero sentirme bien y subirme a la elíptica. Harta de mis dolores varios. Espero que Coco y Milo también se sientan mejor. Espero salir de este letargo. Además, tengo que escribir. Media pila. Media.

En otro orden de cosas.

Pau decía que no le parece que la gente tenga que ser creída. Yo no sé. Yo hubiera querido ser más creída y tener más amor propio. Mis padres no lo cultivaron. Yo no creo estar cultivándolo en mis hijos. No creo que esté bien. Igual, relacionarse con la gente que se cree mil es un plomo. Qué hueva me das a veces. Supongo que también entraña inseguridad. No lo sé. Eso y el consumismo son misterios para mí.

En fin.
Así de down las cosas.

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