viernes, 16 de octubre de 2009

uff, qué día largo

Diego dijo que se levantaba él. Ayer llegó relativamente temprano (creo que eran menos de las diez), se comió unas milanesas con budín de verduras (todos ya habíamos cenado el besugo que me quedó con gusto a nada, no sé bien qué falló esta vez, o sí pero fiaca de desarrollar acerca del pescado) en la sala de tele, también comimos, ambos, mucho chocolate (muy indebidamente de mi parte), platicamos un rato, reclamé por su desamor y falta de llamados (lo mínimo) y nos fuimos a dormir. Antes de acostarse vio una araña gigante, era verdaderamente enorme, buscó una zapatilla para matarla pero se quedó ahí, parado a un metro, dubitativo. Le pregunté si quería que la matara yo y dijo que sí. Ajá, me había olvidado de lo cobarde con los bichos. No sólo la maté si no que tuve que recoger los pedazos de la alfombra con un papel. Cualquierismo de mi vida marital. A las 6.50 veo el reloj, que no había sonado, y salto de la cama. Marido no se inmuta, no está con grandes pilas. Claro que trabaja mucho pero yo me levanto mucho de noche. Bueh. No pasa nada. A pesar de que era más tarde que de costumbre, tuvimos que esperar al camión. Siempre nos sobra el tiempo, soy excesivamente eficiente para ciertas cosas. Volví a la cama, ya muy despabilada y después de un rato le pedí a Diego que cambiara al bebé. Podría haberlo hecho yo pero man, un toque de ayuda. Simón no lo ve desde el lunes a la mañana. Convivimos. No está de viaje.

Fui al club. Cincuenta minutos de ejercicio, un poco de aparatos. Breve paso por vapor y sauna. Ducha, charla con mis compañeras de locker. El pasillo estaba a full. Las de siempre. Me dicen si extraño Buenos Aires. Contesto que extraño caminar. Siempre contesto lo mismo. Sintomático. Vuelvo. Nos vamos con madre y bebé a Santa Fe. Paseamos por Sacks Fifth Avenue. Cosas lindas. Me sorprendo de mí misma. Nos probamos cremas, maquillajes, colonias deliciosas. Me compro un jean. Creo que es talle 30. Los de antes, 27. Bueno, no es tan caro. Esperamos adelgazar pero mientras necesitamos ropa. Tomamos café. Seguimos paseando y vamos a buscar hijos. Xime me recomienda lindísimo lugar de sandwiches. Redescubro dónde quiero vivir acá, en México: Lomas Virreyes. Es EL lugar. Nos vamos al Magnocentro de acá arriba, helado para los niños, buscar algo para ponerme mañana. Bautismo a la mañana. No encuentro nada. Compramos regalo para la bautizada. Y finalmente nos vamos. Acabo de llegar, destruida. Ser madre burguesa de suburbio agota. Mi madre es mucho más ansiosa que yo. Ya se va. Hacemos tiempo para la hora del aeropuerto.

En fin. Diego trabaja esta noche. Me llamó dos veces. Récord. El domingo también trabaja. El lunes graba concierto. Igual, está bueno que esté a full. Se enoja cuando le digo que quiero que sea rico. Antes el chiste le caía bien. Ahora ya no.

Así las cosas. Madre pregunta qué hago.

1 comentario:

Tania dijo...

¿Te pregunta "qué haces"? ¿Acaso no sabe de este blog? Eso sería BUENISIMO.