domingo, 3 de octubre de 2010

de cómo hacer que tu marido te deteste

Aunque pensándolo bien, a pesar de todos mis intentos, parece que no lo logré. Supongo que es mérito suyo. Soportarme, digo. Le quemé la cabeza porque llegó tarde, porque le puso chorizo colorado a la lasaña, porque le llevó mucho hacerle y algunos otros etcéteras. Puedo ser MUY quema cocos. Pero a conciencia, eh. Le digo: tengo los cables pelados. Creo que es algo químico. Además, perdí la voluntad y engordé más de un kilo. Mañana vuelve la disciplina prusiana. No da desbandar. Ayer la pasamos muy bien en el cumple aunque perseguir hijito de año y cinco meses agota. Más los otros dos y sus cosas. Después mucho cansancio, Breaking Bad y algo de piquin. Hoy no me podía levantar. De hecho, no me levanté, marido se ocupó de todo. Les dio el desayuno a los chicos, lavó los platos, hizo las camas, los vistió y se llevó a los grandes al club. Después pasó por el club y vino a cocinar. Comimos con Ale, Pau y Jorge, bañó a Milo y ahora a Tita. En fin. Ahora veremos peli y nos dormiremos porque mañana empieza todo de nuevo. TODO de nuevo, man. La conclusión es que a mí todo esto me sale bastante como el orto pero el problema es que no hay algo que me salga bien. So: es la vida que me alcanza. Supongo.
En fin, chicos. Marido está eligiendo entre las tres opciones que encontré. Acostaré niños y tal vez coma un poco de yogur con granola (todo natural).
Así las cosas.
Hiper equis.

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