domingo, 10 de octubre de 2010

la iteración

Domingo a domingo se repite la misma escena: yo en camisón, medias, buzo, tirada en la cama deshecha, leyendo diarios y escribiendo en el blog. El bebé durmiendo en su cuna (oh sí, ya sé, no es tan bebé pero es obvio que siempre va a ser mi bebé) y el resto en algún otro lado. Hoy: marido trabajando e hijos mayores con sus abuelos. Madre llevó a Tita al Papalote y padre a Coco al Mute (Museo de Tecnología). Ayer comimos en La Ostra, otro clásico, y caminamos hasta Alto tango para el helado de rigor. La diferencia es que Milo ahora camina y hay que perseguirlo y que estábamos con padres, claro. Somos mucha gente. Nos sentamos en la misma mesa que la última vez (en La Ostra) y la mesera volvió a sorprenderse porque los chicos tiene acento mexicano y nosotros parecemos recién bajados del avión. Cuando me lo comentó me le quedé mirando y no pude evitar decirle: ¿esto ya lo hablamos, no? Igual, si supieras todos los modismos locales que se me escapan y que ni siquiera me doy cuenta, te sorprenderías. Muchos. Todo el tiempo. Coco se hizo amigo del dueño y se quedó platicando en la barra. Cuando me acerqué a ver qué hacía, persiguiendo a Camilo, me preguntó si era la madre y se sorprendió (bien, man, es obvio que semejante cacho de persona desentona con mi "juventud"). Mientras comíamos todas cosas ricas (yo soy muy fan de ese lugar aunque tiene sus detractores, como Domi que lo compara con el Contramar y aunque no lo creas a mí me copa más): mejillones, cebiche, cóctel de camarón, pulpo, camarones a la parrilla y para rematar, marido y padre un filete de huachinango con salsa de tamarindo, hablábamos de política. Padre cree que los peronistas se van a aliar con los infames de Cobos y Ricardito: NO MAMES. A mí me parece imposible pensar que alguien puede votar a cualquiera de esos dos infradotados. Hablar de política suele coparmeya lo sabés y acá hay pocos interlocutores. Padre y marido se declaran duhaldistas. ¿Qué te puedo decir? Sí, lo obvio es que hice una elección edípica y reaccionaria, en principio. Igual, a su favor y en un sentido en el que me identifico, podría decir que son más bien dos pragmáticos. Después llegó Ale, se comió al paso unos camarones empanizados y caminamos hacia la heladería. After ice cream y cafés los caminos se bifurcaron. Marido llevó en la camionetota a padre e hijo mayor a la muestra del cuerpo humano (esa en la que a los fiambres las rellenan con polímeros y queda algo asqueroso pero que a Coco le rencontra copa), marido tenía que hacer tiempo y trabajar (igual no quiso saber nada con la exposición) y el resto fuimos a tienda departamental a comprar polars para los niños. Roberta se subió al carrusel y Milo lo intentó pero no gustó. Todo lleva mucho tiempo y es cansador. Después de bañar al bebé tomamos un high tea y hermich y yo ojeamos las Caras y Gente que trajo madre. Ilegibles. Cuando hermi se fue yo me colgué en la compu mientras padres dormitaban y miraban tele alternadamente.
Entretanto me acordé del anillo de peluche azul que le había comprado a JDI a fines de los 90 y me dio curiosidad husmear en las dos latas que tengo llenas de accesorios de hace mil vidas. No me acordaba para nada de qué había pero efectivamente estaba el anillo pegado (era una bolita que a los dos días de comprarla se despegó pero que en algún momento arreglé), una de mis perlitas de chica, la tobillera que me regaló el primer pibe con el que garché acá en México, los dos anillos luminosos con los que me esperaba marido en Miami cuando todavía no era marido, otros anillos de colores, unas cadenitas de oro que me regalaron cuando cumplí 15 (faltan algunas cosas de oro que alguien evidentemente se llevó de souvenir), mi primer Swatch de los 11 y otros un poco más nuevos. En fin, recuerdos. Justo hace unos días pensé que ahora no guardo nada programáticamente. Es más tiendo a tirar. Pero si lo pienso bien, las cosas van quedando en el cajón y un día las pondré en otro lado y serán también recuerdos de esta época. Mi cajón del baño es un delirio de desorden y porquerías que uso poco (también ya lo sabemos: tiendo a no adornarme) pero a las que les tengo cariño.
En fin. Seguiré leyendo diarios (mi poder de concentración está en su nivel más bajo en años). Si tengo tiempo intentaré ver lo que me quedaba del cap de The Wire que vi a la noche y que por error se me cortó y no pude recuperar. Y cuando se despierte el bebé tal vez junte fuerzas y camine hasta el super para ver qué hago de comer a la tarde (marido se queda laburando todo el día pero padres e hijos deberían volver en algún momento).
Hay sol, el cielo no está particularmente límpido pero la sensación es de día lindo. Ah, soñé que estaba en un evento social de padres del colegio de una amiga, estaba su ex marido y su mejor amiga histórica y NADIE me hablaba ni me preguntaba por México ni nada. Algo bastante verosímil, por cierto. Es increíble lo pajero que está mi inconciente en el último tiempo, ni siquiera tengo que hacer esfuerzos de interpretación de nada, puras obviedades.
Bueno, chicos.
Así las cosas.
Ultra familiares.

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