domingo, 17 de octubre de 2010

I wish I was special

Uf, se pasó el tiempo y no pude escribir. Ahora estoy sentada en la cama, sola y en camisón, intentando digerir el asado de ayer mientras marido juega al golf. Tengo que hacer la valija, bañarme, vestirme y bajar a desayunar y ver si paso por la playa o me quedo leyendo en algun cafecito (o nada porque en realidad a la 1pm quedamos en encontrarnos acá y todo me lleva mucho tiempo).
Retomo desde donde dejé, supongo.
El viernes me bañé y me vestí y salí a caminar por la Collins que es la primer avenida paralela al mar, en donde están los hoteles (estamos en la 20th a una cuadra del Delano de Madonna), recorrí unas cuantas cuadras hacia el sur, a mirar los negocios de siempre, me hice dos ampollas gigantes con las ojotas de plataforma, entré a Victoria´s Secret y a Urban Outfitters y no compré nada, agarré por Washington (que es la otra paralela) y volví a pensar en que es abismalmente más Lumpen (está lleno de drugstores, locales de tabaco, de tatuajes y de sex shops) y me di cuenta de que una de las cosas que no me gusta nada de este país es la alienación real que se le nota a las personas en la calle. No sabés qué están pensando pero no hay relación con el mundo. Extraño. Tampoco me gusta el consumo constante pero de eso creo que sí te podés abstraer. Llegué a la Lincoln (que es peatonal y perpendicular a las otras dos y donde hay restoranes y negocios), entré al Mac Store con mi Coki que es lo único que había comprado hasta entonces y chequié a ver qué decía marido. A la 1.30 en la puerta de Mtv, ok. Eran la 1.15 y estaba a dos cuadras, genial. Me senté en el banco que hay enfrente del edificio y saqué el libro. Unos minutos después empecé a mojarme y tuve que salir corriendo porque se habían prendido las regadoras por lo cual me cambié de banca. A las 2pm, viendo que marido no aparecía lo llamé. Ah, te mandé un mail (no me están llegando al celu por eso le había pedido que también me mandara sms), estamos acá, cruzando la Lincoln en un restó de sushi. Cuando finalmente llego al restó porque me había pasado mal las indicaciones, resulta que no está. Ya de MUY mal humor lo veo llegar, 45 minutos después de que teníamos que encontrarnos, riéndose como un adolescente y yo queriéndolo matar. Podías llamarme pedazo de huevón. Ah sí, te llamé y veo el número y estaba todo mal (es compli llamar desde celus mex en US pero hasta yo lo sé). Mi humor estaba bastante abajo no sólo porque me había plantado sino porque ya tenía un poco de hambre. Tuvimos que venir al hotel para coger el coche que habíamos rentado pero no estaba, claro, porque no habíamos dejado la seña. Marido pretendía hacerme caminar siete cuadras larguísimas con hambre y ampollas y mal humor pero se rescató y nos subimos a un taxi. Nos dieron un Cube que como su nombre lo indica es un cubo y para rematar: verde metalizado. Marido me tenía más sorpresas, como la primer reunión había sido muy larga, todavía no habían podido ir al contador. Ah, copado, me vine de vacaciones con vos y lo único que hago es esperarte: sos un genio. Pero sí, era así. Pusimos el GPS (no sé cómo se hacía antes, supongo que con más peleas) y nos fuimos a la loma del orto a que se encontrara con Vicente y el contador. Yo recorrí el espantoso centrito comercial típicamente gringo para ver qué me clavaba porque eran casi las 4pm y terminé en un Subway infame comiéndome una baguette chica con queso y cebolla (ya sé, soy the less). Después me senté en unas escaleras a leer, fumar y esperar a marido. Una vez que salió arreglamos con Chente lo del asado del día próximo y partimos hacia Sawgrass, el mall más grande del mundo (de outlets). Ni bien llegamos nos quisimos matar. Obvio. Dejamos el auto en el peor lugar, caminamos kms adentro de un shopping espantoso, lleno de argentinos deleznables, nos mareamos, dijimos que eso no es para nosotros y compramos sólo cosas para los chicos. Después nos encontramos con Walter y Lau que también estaban ahí pero sacándole mucho mejor el jugo, nos sentamos en Starbucks a que se tomaran un café, nos llevaron a nuestro coche que estaba a un km literal y quedamos en encontrarnos en nuestro hotel para ir a cenar (ya eran casi las 10pm y yo me arrastraba). Con marido ya no tenía la mejor porque nos habíamos quedado sin gasolina después de mis advertencias. Así que dimos unas vueltas para evitar males mayores, pusimos la radio de oldies que nos venía acompañando (en realidad es noventera pero a esa altura entre en oldies) y finalmente llegamos al hotel. Marido tuvo que quedarse dando vueltas porque no hay estacionamiento y a esa altura nos teníamos cierto odio vintage, como de una época que coincidía a full con la locación. Al rato llegaron los chicos, nos fuimos a la Lincoln y nos sentamos a comer en un lugar en el que después me acordé que almorzábamos seguido en el 2003. Comimos como cerdos, paseamos un rato, entramos a un sex shop muy trash cerca del estacionamiento (no entraba hacía años y puedo seguir sin entrar pero me acordé de uno muy nice al que fui con los chicos B en Coconut Grove en el 93 y me dio mucha ternura). Nos acostamos cerca de las 2am, agotados y contentos, a decir verdad.
Y ayer, bueno, dejamos la austeridad y atacamos las clearances de Urban sin piedad. A la mañana en el de Collins y a la tarde en el de Aventura. Sacados. En el medio fuimos al super en Bal Harbour, compramos carne y vituallas para hacer un apple crumble, fuimos a los de Vicente, pelé y corté manzanas y mientras marido hacía el asado y esperaba a los otros comensales (tipo el ex jefe de Mtv que no tuvo ningún reparo cuando nos dejaron en la calle y cosas así) me tiré a dormitar en un sofá en el backyard. La humedad me mata. Para colmo cuando llegó Cristian fumé porro y después me convertí en una ameba total (sin acordarme el motivo, claro) y me morfé media vaca en un estado de baja energía notable. Igual estuvo bien. Marido estaba feliz, el asado le quedó perfecto, el postre ultra deli (le pone ingredientes secretos tipo almendras y algún cereal que lo hace más crunchy aún). Nos quedamos con Chente y Fer chusmeando un rato más y  a las 7pm marido decidió que ir a Aventura iba a estar bien. Yo quería pasar por un Old Navy para terminar las compras para los chicos pero resultó que no, que no había y terminamos una vez más asaltando Urban (me compré un abriguito peludo, corto, que es TODO, lo admito). Cuando llegamos de verdad no podía mantenerme en pie. Leí un par de páginas y me dormí aunque no tan bien ni profundo como las noches anteriores. Supongo que sé que mi padre se va hoy, que esto ya se termina, que hermich se queda sola con los chicos y que tengo que empezar de nuevo a buscar ayuda y esas cosas de la vida real. Pero no importa. La pasé genial estos días, no pensé en NADA ni en NADIE. Estuve mucho con marido, muy contentos y pegados y cariñosos y cercanos sin hablar de temas tampoco, existiendo en una paz vacacional que me hiper sienta. Ni siquiera extrañé a los chicos (sorry, es la verdad). Los amo, les compré cosas pero me vino genial tener unos días para mí. Ayer, echada en el sillón pensé que la vida sin hijos me es ajena pero bastante envidiable. Yo JAMÁS puedo estar así de relajada. Y menos con el bebé.
En fin.
Me extendí. Voy a meter todo en la valija. Espero que entre.
Así las cosas, chicos.
En mode relax.

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