lunes, 18 de octubre de 2010

las mejores vacaciones en años

Estoy de vuelta y no lo puedo creer. O sí. Llegué hace una hora y no vi a mis hijos. Los mayores en la escuela y el bebé durmiendo. La casa desordenada pero no para asustarse y ya por suerte llegó Lupita salvadora. Mi hermana me dijo: te compadezco. Y yo, en estos días, bueno es obvio que pensé que en algo tipo: todo fue un error. Soy feliz estando sola con marido. Francisca, la amiga de hermich que vino a darle una mano me decía que hablaban entre ellas sobre cuáles serían los pro y yo confieso que no sé bien. Me pasó. Me dejé ser. Creo que es algo del amor incondicional, de que la angustia existencial se diluya, de descentrarse. Pero no tener hijos (y no tantos) es algo increíblemente relajado que ya ni recuerdo excepto por este peligroso excursus en el que no sólo no los extrañé sino que me volví a preguntar en qué estábamos pensando. En fin. Igual: no hay vuelta atrás. Pero yo soy una persona que tranquilamente podría no haber tenido hijos.
Casi no dormí. En parte porque no podía digerir todo el cangrejo y la langosta que comí en diferentes formatos (ultra recomendable Joe´s si vas a Miami es self service pero la comida muy muy deli) y en parte porque me da mucho nervio la posibilidad de perder el avión. Además teníamos que dejar el coche en un hotel cercano y cazar el shuttle al aeropuerto. Hicimos todo rápido y llegamos cuasi bien excepto porque el GPS en un momento nos abandonó y a las 4am no hay mucha gente a quien consultarle. Por suerte un cana nos indicó bien y llegamos sin problemas. Los de Aeroméxico habían sobrevendido el vuelo y nos ofrecieron quedarnos unas horas por un pasaje gratis lo que hubiera estado genial si la coyuntura hubiera sido otra. En el aeropuerto hacía un frío polar y no hay donde carajo acostarse. Nos dormimos sentaditos y ateridos hasta que subimos al avión y nos tapamos los dos con la única mantita que teníamos. Mucho amor este finde. También cierta pelea. Yo cuando estoy sola vuelvo a mi naturaleza bitch, puedo ser imposible (lo admito).
Ayer intenté recuperar mi abriguito gris amado pero no estaba en Urban, caminé 35 cuadras con ojotas y terminé de agujerearme los pies. Dos heridas en carne viva. Marido me llamó que se había armado brunch en un lugar en la Lincoln. Llegué antes y estaban viejos conocidos de Mtv y demás. Después fuimos a la playa, porro y barritas de cereal y después todos a comer la seafood. Rico. Divertido. Pero US no es para mí, el individualismo, la alienación, el egoísmo. Raro. En el 2003 no lo había notado y ahora sí, no genera cosas buenas. Llegué contenta, dormí todo el viaje, en migraciones casi no había nadie, las valijas salieron rápido y yo me sentí en casa. Extraño pero real. Ahora, el hogar es medio un caos, ya se ordenará, ya encontraré a alguien para que me ayude y nosotros decidiremos qué hacer. Las vacaciones fueron tan vacaciones que no hablamos de nada. Nada importante. Nos quisimos, nos acompañamos, nos reímos. A marido le sigo pareciendo graciosa 10 años después. Groso. Comí muy de más y poco saludable, hoy volvemos al redil. Detesto la comida gringa en general. Pero el saldo de todo es tan tan positivo que no sé bien cómo volver a esta rutina chata e infame que me supe conseguir.

En fin, chicos.
La pasé genial pero ya estoy de vuelta.
Así de regresadas las cosas.

No hay comentarios.: