martes, 26 de octubre de 2010

sin ganas de salir de mi casa

Tengo tanto para hacer: trabajar, escribir, mirar In Treatment, leer por placer. De hecho también debería ordenar (saqué todas, TODAS- y son muchas- mis remeras de los estantes y quedaron tiradas en el piso), cocinar, ir a comprar una pluma roja para Simón. Cosas de la vida real que no me interesan. Ahí afuera no me espera nada bueno, nada divertido, nada emocionante. Además: el tráfico está imposible. Literalmente. Tardé 2 horas (DOS reales) para llegar a Polanco. Es un delirio. Después me cociné en la puerta del colegio de Coco, en realidad, en el coche, haciendo la fila, mientras leía con las dos patas arriba del volante, en vestido sin medias. Soy muy impresentable, aparato, cándida y medio bobich. Esa sensación tengo de mí estos días. Pero qué importa.
Estaba acá, echada sobre la cama (ya no tengo estudio, hago todo despatarrada, disaster) cuando me llamó Lisa con mala voz diciéndome que ayer la operaron de la axila, se me puso a llorar así que crucé rauda el parque para hacerle un rato de compa. Me reí mucho, pinche Lisa, la voy a extrañar. Llegamos a la plazuela tres semanas después que ellos. Venían de vivir en Polanco y ahora se van a California. No esperaba quedarme sin ella, pensé que era sólo una amenaza.
Por lo demás, pensé mucho. Leyendo sobre dictadura y desaparecidos en tuiter, con dolor de panza, me acordé de segundo año, de cuando leí el Nunca Más para el TP de derecho, teníamos a Lucio Sanchez de profesor. Lloraba tirada en la alfombra. Pensé que me pasé toda la adolescencia tirada en la alfombra y que ahora ya ni se me ocurre. Eso es la edad. También pensé que soy incapaz de pasar por la ex ESMA sin que se me haga vacío en el estómago y que no sé si soy capaz de entrar. Después me acordé de que tuvimos dos veces derecho porque cambiaron el programa entonces en cuarto nos tocó otra vez pero con Sanguinetti. Nos contaba chismes históricos y me apodaba su secretaria. No tengo ni idea de cuáles eran mis obligaciones, supongo que era meramente nominal. Nuestro apellido es muy tentador para los profesores por algún motivo que no termino de comprender. En esa época no creo que yo sobresaliera por ningún otro motivo. De todas maneras, las partes filosóficas (de segundo) me interesaban y creo que aprendí bastante. Me encantaría volver a hacer la secundaria, le sacaría mucho provecho. Y cuando bajaba por Aguas Calientes, cuando por fin logré salir de las diez cuadras en las que estuve atascada por una hora, también me acordé del prof de economía de quinto. No sé cómo se llamaba pero tenía 27, estaba casado, era ex alumno y quería hacer cosas *copadas*. De economía no entendí nada pero un poco nos enamoramos todas (lo que era bastante esperable). En la travesía me acompañaron la radio, el libro y el iphone y el pollo que me regaló marido, un pollo de plástico, desplumado al que le hice un book por aburrimiento. Imaginate.
Después recibí una crítica mitigada por un piropo. Era constructiva, eh. Aunque creo que parece algo que no es.
Llegamos temprano. Tita está en lo de María. Pau no vino y mi vida es lo más aburrido que conocí. Me coparía poder contarte cosas copadas pero...no me pasan. Igual, soy bastante feliz.
En fin, seguro que pensé más cosas pero no me las acuerdo.
Así las cosas, chicos.
Encerretis.

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