jueves, 2 de junio de 2011

la realidad, ese conjunto de hechos variables en su signo

Ayer fue el día nada. El jet lag no es gratuito, estaba pero no estaba y a marido le costó acostumbrarse a mi presencia hasta la noche cuando de repente me miró, con ojos de deseo y amor y yo entendí que la vida puede estar buena. Antes había visto Eyes Wide Shut, empecé algo, vegeté, comí, después tomé café con Xime en la plazuela haciéndole resumen del viaje mientras fumábamos (definitivamente debería fumar tabaco armado) y al rato apareció Carmen a hacernos reír y le dije que en Septiembre íbamos a visitarla a Washington sí o sí pero claro, no sé si el tema money viene tan bien, de eso me enteré cuando llegó marido golpeado por los golpes del laburo y la cotideaneidad. Costó remontar a fuerza de familia y milanesas con pesto de rúcula, ensalada y una pasta de aceitunas y no sé qué. El reencuentro con el Coco fue muy emotivo porque a las 5pm corrió hasta la plazuela a abrazarme con una sonrisa y siendo mi hijo mayor y detestándome el 85% del tiempo, fue grosso. Mientrás dibujaba en el libro que le traje de regalo, me dijo que sí, que me había extrañado. Amo su honestidad aunque no sé si ser frontalizado como yo está demasiado bueno. Después de leer cuento y dejar a los mayores arriba, bajé a habilitarle choco a marido y a servirle un tequila. Yo me serví un Baileys (sí, chicos, tengo 78 ¿y qué?) y nos tiramos un rato en el sillón a que me contara sus penas. Después me quedé tirada al lado de la cuna de Milo para que se durmiera y cuando por fin llegué a mi cuarto, marido me contó que se murió un amigo de conocidos nuestros a quien conocíamos y tenía la edad de todos ellos (marido incluido). Me pegó pésimo. Aunque tenía una patología cardíaca desde siempre, nunca pensé que estaría cerca de su muerte.

Marido la llevó bien. Pasó de eso a cuestionarme unos moretones negro intenso que tengo en la pierna derecha del lado de afuera. No sé con qué me los hice pero sé que no son dedos de hombre que me agarró para cogerme como piensa él. Tener que convencer a tu marido de que deje de sobreestimarte es bastante patético. Le dije que no, que no me levanto a nadie, que a los pibes les caigo bien pero no les gusto. Entonces me contestó: "Ah, sos el payasito". Dios: sí. Matame. Sí, todo se fue a la mierda diez años después pero igual agradezco que me garche y me haga mimos de motu propio y me abrace y me diga que el día que me fui se quedó mal, que está acostumbrado a que esté. Parece que a nadie le pasó desapercibida mi ausencia. Y diría más, a mí que marido se vaya me pega menos mal que a él. Pero bueh, es por la frecuencia.

Bueno, chicos. La vida volvió a ser lo que era. Estoy dudando de cambiar la cita con mi (no) psico que saqué para hoy para ir al cine, son horarios superpuestos. Mañana vamos a ver a Nacho, marido no viene. Los mayores tienen programa y yo haré algo con Domi, presumo. Además, tengo que laburar y esas cosas que hacen las personas.

En cuanto a EWS creo que sigo pensando lo mismo que pensé cuando la vi en el 99, con Tiago, en el cine: ¿de repente te fumás un porro y toda la vida se te va a la mierda? Me parece bastante moralista. Además ¿él le cuenta todo? ¿Para qué? De todas maneras, esa impronta Kubrick ya casi no se ve en el cine y es atrapante.

En fin. Me voy a mover el ortooooooooo al ritmo de mi ipod y después me pongo a ser productiva.
Así las cosas.
Reales.

No hay comentarios.: