jueves, 9 de junio de 2011

¿sado is in the air?

En una misma semana ves una peli sado, leés una novelita con componentes sado y tu marido se va de mambo y te preguntás qué está pasando. Aunque no tenga importancia porque la vida siempre pasa por otro lado. Y lo peor es que el lado de verdad es por lo general duro, pesado, cuesta arriba y otros etcéteras que todos conocemos e intentamos olvidar.

Últimamente extraño a padres. Bueno, extraño bastante a madre. Extraño tener vida familiar y esa incondicionalidad que no te da nadie más. Madre cumple 60 el martes que viene y no voy a estar. El año pasado viajamos y marido cocinó para la cena y la vida debería ser cerca de los que te aman. Porque la hostilidad del mundo se suaviza y te sentís más acolchonado. Al menos un poco. Estos días siento que mi relación con el mundo es através de una sordina. Hay amortiguación entre los hechos y yo pero la anestesia no es total, es sedación: no duele pero sentís.

Por lo demás: un poco de nihilismo mezclado con sentimientos pedestres, lo que nunca es positivo.

Abrí muchos archivos y me sorprendí.

Sentí humillaciones varias sin importancia pero no es un sentimiento al que esté acostumbrada ni me quiera acostumbrar. Para nada.

Ayer tomé café con Jess en Le pain quotidien de Polanco. Bah, té frío y una cantidad de nutella asqueante. Me dejo ser. No da. Fui caminando desde la oficina en donde dejé el coche. Uh, me olvidé las fotos y la partida de nacimiento de Tita para lo de la visa. Busqué a Coco y a Xime en fútbol y después me tiré en el pasto con Xime (mi amiga) a fumar y parlotear mientras las nenas tomaban su clase de piano. Cosas por resolver. A la noche al final no salimos. Cenamos con marido y me dormí temprano, estaba cansada. Fue la primera noche en la que hijo menor no se despertó. Ahora voy a ir al gym, voy a ir a hacer unos pagos y comprar unas cosas y después intentaré ser productiva un rato. A la tarde tengo cumple infantil de amiguitas de Roberta. Ganas: nulas. Obligación: total. Es parte de la maternidad. Ayer sentí en el cuerpo la certeza de que me zarpé con la cantidad de hijos. Fue mientras intentaba terminar el cuento de Tita y Milo cerraba el libro, lloraba y quería que le leyera otro a él. Sí: me fui a la mierda. Pero ya está.

Bueno, chicos. No sé, con la cabeza desordenada. Desprolija. Mareada.

Así las cosas.
Life is life.

1 comentario:

Serendipia dijo...

Si conoceré esa sensación de sentir en el cuerpo la certeza de haberse zarpado con la cantidad de hijos. No por nada dicen que 3 ya son multitud! :)

Saludos