viernes, 17 de junio de 2011

sobre la lluvia, la hiperconciencia, la rutina y los hijos

En realidad, la no lluvia. Siguen amenazas constantes de tormentas terribles que nunca se desencadenan. Vientos, cielos grises, gotas gordas. Y después: nada. Pasa en otros ámbitos también. Ambientes plomizos.

Milo lloró todo el día. El día que estuve en casa encerrada, necesitando espacio y silencio.

A la lista de deseos sobre ser distinta, que Xime considera que crece cada semana, además de linda, brillante y creyente gustaría sumarle: mentirosa. La transparencia no tiene encanto.

La hiperconciencia suele ser el camino hacia la infelicidad. La alienación, en cambio, cumple su función social a la perfección. Y la rutina es el sosiego. Marido no me ama con intensidad. Tampoco me detesta. Vimos La historia completa de mis fracasos sexuales. Es simpática pero no buena. Me quedé pensando en:

1. todos los fracasos amorosos que comprendieron mi educación sentimental; no sé si dan para una peli, me retiré muy joven (pero digamos que tengo expertise en historias fallidas)

2. hace todo un excursus forzado sobre sus problemas de erección pero que me hicieron pensar. jamás (excepto una sola vez) me hice cargo (ninguna mujer lo hace, sépanlo queridos hombres) de que a un pibe no se le parara el pito. es una situación muy bajón pero que pasa sin más, tipo: es tu problem, my dear. si te hacés cargo, te destruye la autoestima, eso sí.


Nunca terminamos Blue Valentine. Tal vez sea hoy. Odio ser lábil. Quisiera ser inmune a todo. Leo poco. No hago dieta. No soy feliz y sí bastante angus.

Clásico de clásico, chicos.

Marido se llevó a Milo a la oficina...raro.

Así las cosas.

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