lunes, 6 de junio de 2011

una cierta paz

Los verdes no son tan verdes ni los naranjas tan brillantes y los grises duelen menos pero pareciera ser positivo. La intensidad descentra, descoloca, desplaza el centro de atención y uno se pierde en las nimiedades más banales. Al final, el enclaustramiento no es tan malo. Ni la hiperconciencia tan dura. O sí. Decido no darle entidad a la locura porque se desdibuja sola y lo que un día te parece indigerible, al otro lo olvidaste. De todas maneras, atraco y después mi aparato digestivo se resiente. Soy como un ganso engordado para explotar. ¿Harán foie con mi hígado? Espero que no. Hay silencio alrededor y voy a aprovechar. Dry martini S.A suena en mi cabeza en loop.

"Pero qué mal, fatal, era un sueño y ahora es real".

A la noche intentamos ver Lie to me. Bah, vimos dos capítulos y nos dimos cuenta de que no dan. Domi ayer dijo que yo miré todas las series del mundo. No es cierto. Lamentablemente, no las tolero. Como no tolero la tele y nada quisiera más que poder perderme en esas cosas. Vi Sex & the city, algunas temporadas de 24 (la detesto, ideológicamente deleznable), Lost, una temporada de The wire  y Mad Men de la cual me declaro 100% fan de la primera hora. También veía en la tele (cuando la prendía) algunos capítulos de Friends y de Two & a half men. Y de chica, The nanny. Pero eso es todo. No les tengo paciencia. Prefiero perder el tiempo en internet, leyendo, aunque también me parece condenable. Hay que volver al papel, a la filosofía, a las películas (europeas preferentemente aunque marido me tilde de snob). Intenté ver algo en MUBI pero no es para esta zona geográfica, una pena porque hay muchas piezas que se vieron en Cannes en distintos años que me interesaban.

Por lo demás: nada, chicos, como siempre.

Ah sí: el amor de marido me conmueve. Tengo que ser agradecida.

Así las cosas.

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