viernes, 17 de junio de 2011

las cosas como son

Una mierda. Parece.

La tarde venía medio densa después de que marido llegara con bebé (parece que bebé lo será por siempre, tal vez llegue a ser Camilo "bebe" Alvarez Bliffeld, como el Bebe Contempomi y pasaré a ser la peormadredelmundoporlejos, porque a Coco a los dos años los tratábamos como si tuviera un postdoc) y nosotros, los demás, llegáramos de ver Kung Fu Panda 2 (por cierto, grossa la foto y el arte y los pequeños detalles como que el papá ganso sea zurdo) (de repente estoy en esos momentos en que TODO lo que leo, veo o escucho, siento que habla de mí o que me habla, patetic) pero decidimos rescatarnos y aceptar la genial invitación de Tila a su casa, nosotros llevábamos las pizzas hechas  por marido y ellas (Tila y Niní) hacían un guacamole y aportaban un puzzle de gatitos para entretenernos. ¿Y porro? Tal vez. Gran plan. Marido se fue a comprar levadura (abrí la alacena y vi que había, o sea que todo podría haberse evitado) y una hora después me llama diciendo que: chocó. Sí, chocó. Y chocó mi coche (no lo supe hasta que salí a rescatar a los dos menores que iban con él). Así que dejé las tres páginas que me faltaban para dejar mi laburo terminado y salí a buscarlos. Acabo de terminar la masa, espero que leve y salga bien porque seré, imposible que no suceda, criticada ampliamente por marido.

Manejo desde que tego 19 años y choqué una cantidad de veces inverosímil (por eso me gané el mote de chocotorta) pero tengo muy muy claro que cuando choco es porque estoy rayada. Siempre.

Por lo demás, pienso mucho en cosas disímiles. Quisiera mirar peli si es que podemos. O leer. Terminaré lo que me falta, por suerte liquidé antes del findex. Soy tan tan eficiente y rápida que el tiempo siempre me sobra.

En fin, guys, y yo que pensaba relatar unas vacaciones de la infancia...

Así las cosas.

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