martes, 13 de julio de 2010

No tan distinto (1989)

Y de repente, subida a la patinadora, aparece. Y me hace acordar a los 11, estaba en sexto y tuve mi primer gran crisis de angustia (existencial). Precoz y fuerte. Miedos. Llantos. Hormonas. Parecido ahora, claro. Qué cosa, eh. Sólo que con muchos más años por delante.

Y después, en el sauna, tirada, me acordé del 94/95 cuando Derka me grabó de un lado Corpiños en la madrugada y del otro (creo) After chabón. Mi primer encuentro intenso con Luca. No hace tanto lo debo haber tirado, en uno de mis arranques de austeridad histórica.
Un rato antes me había acordado de cuando empecé el CBC de derecho, duré una semana y volví a rogarle a Sanguinetti que me dejara reincorporarme a sexto y poder pensar qué hacer de mi vida. Debería haber estudiado psicología, eso está claro. Pero en ese momento, derecho no dio. El subsuelo de Azcuénaga y los pasillo de tribunales me desalentaron para siempre. No hubiera sido una buena abogada. Lo dejé a Fer (varón, no mimejoramiga que estudió Imagen y Sonido) y volví a pasarla bien en el colegio. Sin dudas, el mejor año. Jime y yo y todos varones. Divertido. Eso sí: hice una cantidad ridícula de materias del ciclo básico común. Alguien que me explique por qué teníamos Historia del Arte.

What else?
Creo que nada. Deporte, ahora taller, después buscar hijos, hacer galletas, ocuparme de cosas, leer. Está bien. Levantó. Levanta. De a poco, como una masa de pizza.
Ah sí, ese imán inexplicable que tengo para que la gente me cuente cosas. Semi en pelotas, bajándome de la balanza, me encuentro con compañera de locker que me narró con lujo de detalles su fin de semana en Acapulco y lo que hará más adelante. Yo sé que no tenés por qué creerme pero es verdad, la gente me cuenta cosas. Y si estoy parada mucho tiempo en un mismo lugar, me hace preguntas. Siempre. Del tipo: calles, baños, aulas. Es mi sino.

En fin, chicos.
Así las cosas.
Not so distintas.

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