lunes, 5 de julio de 2010

sobre insultos, madurez y deporte

Bailé y transpiré mucho arriba de la patinadora. Me puse medias rayadas de muchos colores sobre las calzas y me desaté, con musculosa naranja y ipod en llamas. El señor me miraba desde la elíptica y yo sólo pensé: sabe qué, señor, sí soy un poco delirante y aunque no parezca tengo tres hijos y en esta familia, a la adversidad le gritamos: chupame un huevo.

Después, mientras volvía de avisarles a los chicos que me iba a bañar (saltaban contentos en un brincolín que pusieron nuevo- creo que en Argentina sería cama elástica) pensaba que el issue es contar a medias, contame todo o no me cuentes nada. En el sauna no sé bien qué pensé pero en la ducha decidí que mi insulto favorito es: forro. Me da la sensación de que sintetiza perfectamente pelotudo e hijo de puta, un toque de cada. También pensé que la gente tiene que romperla a los veinte. Los que no cogen mucho de pendejos, no hacen cualquiera, etc, etc,  tienen falencias y derrapan en los treinta.

¿Qué más?
Tuve mi excelente clase de taller.
Va a ser un julio largo, pesado y solitario. Marido tiene exceso de trabajo y Europa quedó en el olvido.
Y ahora voy a skypear con fer y después me propongo hacer una lista de to do para la semana. También escribir un doc y después trabajar de una buena vez por todas.

Y así. Así las cosas.

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