domingo, 19 de septiembre de 2010

domingo más indoors

Amagamos con bajar a la civilización pero nos arrepentimos. Como si nos hubiéramos entregado a que somos suburbanos y la ciudad nos resultara gris. Al menos estos cinco días. Además, restó con prole es un plomo. Así que decidimos caminar hasta el City para comprar unos ravioles (por mi antojo). Ahora el resto (hermich incluída) preparan la comida y yo espero a que Pauli se apersone en alguna de las plataformas chateras. Marido hará una salsa de setas y un pesto de rúcula. Los piñones se los bajé por lo exorbitante del precio. También nos trajimos el clásico helado de Alto tango y un leve cansancio. Me pasé la mañana en camisón, adentro de la cama, leyendo diarios y cuentos. Y bajando música. Me sentí muy grosa de encontrar todo en Vuze y poder pasarlo al itunes (sé que no es ninguna proeza pero a mí hay cositas que me cuestan, sabelo). Así que eso. Los niños se quejaron un poco por el camino, uno a la ida y el otro a la vuelta pero el airecito nos sentó. Marido jugó al tenis y Tita venció el miedo y se quedó finalmente en lo de Feli y Juana. Camilo es el bebé más divino del mundo y no es porque sea mi hijo...En fin.
Así las cosas, chicos.
Volviendo a la normalidad en horas.

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