martes, 28 de septiembre de 2010

perdiendo exotismo en el mundo de la relatividad

Fui hasta este año la única extranjera en la generación del año de Coco. Después de dejar a Tita y a marido en la puerta de la escuela, corrí al desayuno que había empezado 45 minutos antes. Saludé a las que estaban cerca, me senté, le dije a Lau que estaba espléndida (soy muy piropeadora, me gusta decirle a la gente que está bien si me parece), me cuenta que está saliendo con alguien, noto que la madre que tengo al lado habla raro, le pregunto de dónde es y me dice que nació en Ucrania. Guau. Me ganás por lejos, loca. Tiene un look tipo Lady Gaga (ella sí) pero sin intención. No te la podés creer. Su castellano es dudoso pero hace esfuerzos. Su hijo menor se llama Platón. Su marido es ruso. Le hablo un rato pero la barrera lingüística me desalienta y prefiero chusmear sobre el novio nuevo. Mientras, me tomo uno de esos cafés con leche pesadísimos que sirven ahí y hago el cheque correspondiente para la contribución anual. Al rato llega una chica que tiene un acento semi argentino. Me entero de que es cubana, vive acá hace once años, se divorció y está vuelta a casar y tiene mi misma edad. Casualmente nació en Rusia (?) porque su papá era militar y estaba ahí (me encantaría saber bien haciendo qué, ya ahondaremos). Es simpática, desenvuelta y me cae bien pero yo no le caigo tan bien a ella. Claro que mi atuendo de calzas violeta, rodete desastroso, zapatillas con cordones amarillos, doble musculosa espantosas y buzo sucio, no ayuda. Salgo a fumar con unas y me dicen que estoy flaca. Les agradezco y les digo que es porque hice dieta. Nada es gratis, mamá. Al menos, no en mi vida. Antes de cumplir una hora (bastante antes) saludo a un par (mis nuevas amigas extranjeras, bah; por cierto, la rusa- así se hace llamar ella- tiene 31) y parto rauda a la clase de pilates. Por suerte la convencí a Pau de que viniera y se convierte en la nueva atracción del profesor. La clase es mala pero igual me duele todo (TODO). El pibe dijo mi nombre sólo dos veces y me corrigió poco. Después un rato de sauna. Tengo que ir a buscar a Simi y laburar. No pude en toda la mañana. Estoy un poco pinchada, leve, muy leve. Una soledad. Algo así. Como un soplidito de desaliento.
Ayer vimos el décimo de Mad Men (terrible) y ni bien terminó tuve un ataque de angustia fuerte. Empiezo a no poder respirar, se me cierra el pecho y quisiera salir corriendo de mi misma. Intento tomar aire y que se me abran las vías. Marido quiere consolarme y ayudarme y yo sólo quiero espacio. Se enoja porque me alejo y no sé cómo explicarle que es un más allá de mi voluntad. Dura un rato. Me pongo para dormir, se va pasando. A las 6.35 sonó el despertador y sólo atiné a decir: no mames, la concha de la lora. De verdad no quería levantarme. Por suerte Coco hace todo rápido y de buen humor. Me volví a la cama ese ratito pero no lo disfruté demasiado. Fastidio. En el coche, más fastidio. Un poco de risas. Amenazas varias a marido para que se baje (en chiste). Y ahora volver a salir, después club con Tita y todo así. La cinta sin fin con un ahogo basal.
En fin, chicos.
Así las cosas.
Levemente enrarecidas.

No hay comentarios.: