miércoles, 22 de septiembre de 2010

otra vez diluvio

Tengo que trabajar. No me concentro. Estoy de pésimo humor. Llueve de una manera indecorosa. El tráfico se pone del orto. Estoy encerrada en casa, para variar. Debería hacerle caso a Oti y ponerme un buen pedo pero con esta lluvia de sólo pensar en salir me deprimo. Llevé a Tita a piano y Mariel no estaba, llamé a casa para buscar a Lupita y darle un aventón porque se caía el cielo, llama Mariel en el camino que por el caos estaba retrasada, le digo que llevo a Lupita y después voy para ahí. Ahora tengo que volver a salir bajo la cortina de agua para buscar a la pequeña. Vení y matame, porfas. O vení y tirame la buena.
Tendría que estar en Buenos Aires, claramente. O en el convento de clausura. O en una cueva, sola, sin que nadie me hable ni acceso a internet ni nada que altere esta ya de por sí perturbada psique. Cosas que no dan: revisar el spam de gmail para ver si te llegan mails. Sobre todo si no estás esperando mails de amor. Patético. Todo. Bueno, chicos. En uno de esos días en los que NO ME SOPORTO. Pero no es para que se contagien, eh. Es sólo auto odio.
En fin.
Así las cosas.

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