martes, 21 de septiembre de 2010

fiaca y acidez infernales

En la cama, buzo, camisón y paja total. Hace días que me mata la acidez como en los viejos tiempos. Ardor. Constante, intenso. Horrible. Creo que es porque estuve fumando mucho. Igual voy a pasar a comprarme algo que me mejore. No da para más. Seguramente tenga Milanta pero me da mucho asco. Me hace acordar al embarazo. Me deprime. Hace frío. Empieza el otoño. Voy a intentar hacer la clase de pilates y después me embadurnaré con la pretolum jelly.
Últimamente me río mucho sola, generalmente de los chiste de coachie que me hace a repetición. Le digo que soy muy fácil, su mejor público. Acuerda pero reivindica sus chistes. Yo tengo miedo de que alguien piense que psicoticé.

Sigo amando a mi psi. Pero no quiero conquistarla. Se sigue riendo y yo quiero ir al núcleo duro del asunto. Ayer entró y yo ya estaba tirada en el sillón. Es de dos cuerpos o tres y tiene almohadones. Desde la primera sesión que me semi recuesto. No sé, me parece tan obvio. Hice diván por motu propio casi 10 años dos veces por semana. Soy carne de diván. De hecho, ayer me acordé de cuánto me gusta analizarme. Se rió de verme tirada, como siempre y yo le pregunté si los demás pacientes no lo hacían, me contestó que no y carcajeó cuando le dije que era la mejor forma de dejar fluir el inconciente. Me pareció una obviedad absoluta sin twist pero por ahí a los chilenos exiliados en México les parece novedoso. También le aclaré que me tiro en todos lados y que no sé cuánto tiempo más podré seguir haciéndolo sin que resulte ridículo.
En fin.
Iría dos o tres veces por semana si pudiera. Me copa. Y me había olvidado. Después de 6 años de vacaciones la vuelta es como un redescubrimiento. Le dije también que quería retomar la relación con mi inconciente, que sentía que hacía mucho que vivía muy acá (marido a la noche lo describió perfecto: como si estar todo el tiempo a flor de piel denotara que no hay un más allá; su pertinencia me sorprendió gratamente) y ella me contestó que en realidad le parecía que tenía una relación muy estrecha. En el coche pensé que seguramente tenga razón.
Marido llegó tarde, hicimos algo de cenar, tuvimos una super buena charla como hacía mucho no. Sobre la certeza de estar juntos. Era algo dado, como una decisión tácita que cada uno tomó por su lado hace un tiempo. Algo que está bueno. Tener al menos una certeza en la vida es sentador. Al menos para mí. Después me preguntó qué teníamos el uno del otro. Es difícil saber, eso que digo siempre: estar imbrincados. Dijo que él tomó más de mí que yo de él. Me río. Digo que puede ser. El exceso de personalidad viene de lejos. Igual, le digo, yo tomé muchas cosas buenas tuyas. Y es cierto. Marido es sabio. Después me obligó a mirar un rato de tele (bah, me colgué pensando en cualquier cosa acurrucada en sus brazos mientras él tampoco miraba nada ) nos fuimos a la cumi. Dormí bien hasta las 5am. Tuvimos un principio de episodio y después no pude pegar un ojo. Pensamientos recurrentes que me perturban.
Bueno, me colgué. Es tarde, debo irme. Debo hacer cosas en estos días. Concentrarme.
En fin, chicos.
Así las cosas.

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