viernes, 17 de septiembre de 2010

Estoy agotada y desconectada. El cuartito de rivo de las 12.30am me dejó así. Después de mandar a marido a dormir la mona me quedé chateando con Flory, Oti y Ceci. Tenía el modo basurita on y creo que sigo así. Hace mucho que no me pasaba. A pesar de los vaivenes venía con la energía bastante arriba, al menos hacia el exterior. Creo que la gasté. Hoy tranquilamente no hablaría con nadie (cosa que en mi mundo sabemos que no existe como posibilidad). De hecho, en un ratito viene un montón de gente a comer pozole, adelantamos porque P y J se van mañana a un rancho. Buen plan. Los chats me levantaron un poco, me fui a la cama en donde marido dormía con la luz prendida (?) y boca arriba. Lo corrí como pude y después de evitar su pulpismo y darle el almohadón para que abrace, me acosté a leer El yo, el ello y el super yo. Hace años que no leía Freud. Después de un rato apagué la luz y me quedé pensando que nací en una familia sin dios pero con inconciente. Y por primera vez me pregunté si estaba de acuerdo con la teoría psicoanalítica. Debería leer mucho más pero ayer me dio un poco de bronca. Digo, nadie va a poner en duda la existencia del inconciente, sería absurdo pero eso no quiere decir que hay que adscribir a todo. En fin. Después pensé que cuando me angustio o me fastidio me salen espinas y empiezo a tenerle mucho menos tolerancia a la ingenuidad, la mezquinidad, el egoísmo y muchos otros etcéteras. Después se me pasa y aguanto todo como siempre. La cuestión es que entretanto no me podía dormir y me vino a la cabeza el consejo que me había dado alguien sobre el rivotril. Necesitaba descansar una noche de verdad. Así que me tragué el cuartito pero antes de entregarme a sus efectos bajé a la cocina a ver si ingería algo que me diera un poco de alegría. La poca carne que había sobrado nos la olvidamos en la parrilla así que al no encontrar nada en el refri, salí al jardín descalza y en camisón a atacar los restos: ninguna felicidad. Cacé un mini pedacito (dos mordiscos) pero nada delicioso, me lo manduqué con un poco de puré de camote (batata) y después, sin ningún tipo de muestra de dignidad, le entré con la cuchara al nutella. Ahí sí ya estaba lista para gastar la cama pero el bebé tuvo a mal ponerse a llorar, me dije que debía dejarlo así no se acostumbra a su mamila desubicada de la 1 y pico. Pero no funcionó. Después de diez minutos preferí la malcrianza. Bajé y le puse un tercio. Se la di y a los tres minutos estaba llorando de nuevo. Así que volví a bajar por tercera vez en quince minutos y después de habérsela llenado por fin me entregué al dulce sueño de los fármacos. Eso sí, a la mañana no podía despertarme, obviamente. Ahora me tiraría a dormir encantada. Estoy en ayunas, el atracón nocturno me dejó sin hambre. Siendo las 2.30 pm de todas maneras en un rato comeremos. Fui a la depi defi que no fue para nada un éxito y tengo que volver el jueves y después al club. Peloteamos un rato con Pau, pensé que me iba a reventar (mide 1.78, fue voleybolista profesional y tomó clases de tenis) pero creo que jugamos mal y parejo. Después sauna y ahora muchas ganas de vegetar.
Mi familia nunca festejó Yom Kipur así que no tengo nostalgia. Un año, a los diecisiete, se me dio por ayunar. Es obvio que no es para mí. Me gusta pedirle perdón a la gente por lo que corresponda en el momento. Pero por lo demás, no me interpela.
En fin.
Así las cosas.
Eso chicos, para abajo pero sin pensamientos.

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