domingo, 1 de agosto de 2010

Crónica de unas vacaciones cualquiera

 Día 4

Estoy sucia y dormida. La familia come hamburguesas y mira Los Simpson. Me quedé dormida a eso de las 6.15pm y me desperté recién a las 8. Me quedé porque el bebé se quedó dormido en los brazos de Diego mientras caminábamos toda la 5ta. Nos despertamos temprano y Diego hizo un super desayuno sajón: huevos con jamón y queso, papa hash, salchichas ad hoc y tostadas. Para mí además, licuado de naranja y durazno. Nos cambiamos, juntamos todo y nos tomamos un taxi hacia el ferry. A las 11 am salimos a Cozumel. Es más o menos media hora. Nos subimos a una lancha con una parte del piso de vidrio y salimos a snorkelear. No es buena idea en esta época. El 85% del tiempo llovió MUCHO. Tormenta.  Yo me quedé sentada sobre una hielera (heladerita) cubriendo a Milo con una toalla, mojándonos igual. En una de las paradas marido me reemplazó pero fue un fiasco. Vi dos pececitos y me cagué de frío. No nací para la life acuatic. Simón feliz parecía sí salido de una película de Wes Anderson, andaba de acá para allá, solo y contento, viendo todo lo que le mostraban. Compartíamos el barquito con otras dos familias. Una de argentinos con tres hijas adolescentes. Uf. My gosh: te la regalo. Fue un poco tortuoso. Por otro lado, uno se imaginaría en el medio del mar turquesa pero no. No nos alejamos más de ciento cincuenta metros de una costa fea, llena de plataformas inexplicables. El color del agua sí sorprendentemente azul. Cuando volvimos, dos horas después, caminamos unas cuantas cuadras bajo el sol a un lugar espantoso por lo cual agarramos un taxi y volvimos al punto de partida, al restorán enfrente del muelle. Comimos rápido y volvimos. El bebé muy fastidiado, muerto de cansancio, no paró de llorar. En lugar de un taxi, entonces, caminamos. Ahora sí recorrimos toda la avenida principal. La luz del día no la beneficia. Pero estuvo bien. Diego dejó al bebé en su cuna y partió con los mayores a la cama. Intenté leer después de fumarme un ciga en el balcón pero a las dos páginas me torré. Iba a intentar la lectura en la hamaca pero todos los músculos clamaban cama a los gritos. Cuando me levanté tenía sensación de anestesia general, esa profundidad. Coincidió con la llegada del resto de la familia, marido incrédulo de que nunca hubiera aparecido por sus pagos. Yo también hubiera querido ir.
Si estás por venir a la Riviera Maya, no te recomiendo Cozumel en lo más mínimo. No estamos muy compenetrados con las actividades más convenientes, de todas maneras. Mañana haremos un día por acá. Quiero playa por la mañana. Es el momento que me gusta en serio (un rato sí, ya lo sabemos).
Uno de los pensamientos que tuve estos días: la gente se pasa el año intentando cubrirse para venir a la playa y andar semi en pelotas como si fuera lo más natural. Explicame qué falla cuando. Yo ando bastante en bolas durante todo el año por lo cual no termino de entender la lógica, realmente. Es una situación increíble. Marido se morfa la segunda hamburguer con su cervecita. Me encantaría ser ese tipo de persona. Pero no lo soy. Voy a cambiar a hijo y a ver si se duerme.
Así las cosas, chicos.
Planchadas.

2 comentarios:

Shulietta dijo...

Disfruto cada linea de tu cronica maya.

Archienemiga dijo...

Jules, mi dia en cozumel fue bastante pedorro tb! Nos quedabamos en un hotel al lado del muelle de los ferrys y como en cozumel hay hotel de la misma cadena allá fuimos... el dia incluyó mega vomitona de hija en viaje de ida, quemaduras solares varias en yours truly,y no ver la hora de volver a Playa... yo tampoco lo recomiendo...