viernes, 20 de agosto de 2010

last day in paradaise

Y sí, se acabó esto de despertarse temprano pero sin despertador. Marido salta de la cama a las 7.30am y yo me pregunto por qué no podemos retozar un rato más dado que es el último día de vacaciones y a partir del lunes empieza la rutina infame. Despertarme a las 6.30 es de las peores cosas que me podés hacer. Lo que más disfruté de terminar sexto años fue el fin del madrugar. No duró mucho, claro.
El baby shower estuvo genial, todo rico, amable, divertido. Hacía mucho que no la pasaba tan bien en un evento. No, no soy una persona extremadamente sociable aunque lo parezca. Me cuesta conectar con la gente. Excepto con la que fluyo. Y ahí, entonces, me quedo. Saltar de persona en persona, no es para mí. No tomo y eso no ayuda, claro. La comunicación es algo tan extraño, tan inexplicable. ¿por qué con alguna gente se da y con otra no? Raro. De todas maneras, eso en el plano de lo real. Creo que en el plano de la red tengo que retirarme del mundo mailístico. Tiempo y energía malgastada, te diría. Pero bueno, me cuesta. Tengo que trabajar sí o sí. Fumé mucho, me duelen los pulmones. Me levanto de la cama, me saco el camisón y me voy al gym. Urge.

Eso sí: cuando buscamos el coche el estacionamiento que a marido le dijeron era 24hs estaba cerrado y nadie abría por más golpes que le dimos a todas las puertas, cadenas, candados. Paramos a una patrulla que estuvo sonando la sirena un buen rato y nada. Tampoco se les ocurrió otra solución. Después de diez minutos sin siquiera bajarse, dijeron que pasaban por los puestos de la vuelta a ver si no encontraban al chavo. Ahí fue cuando le dije a marido que aunque zarandeara todo no iba a haber respuesta y esto devino en una suerte de pelea cansada y malhumorosa, yo sólo quería tomarme un taxi después de casi media hora (o más) de espera pero en el momento más álgido y al borde de desistir, el pibe no sé cómo, apareció sin decir una palabra, abrió el portón y nosotros nos subimos al auto y partimos raudos. Marido manejó a pesar de que me tocaba a mí. Mucho alcohol en sangre de su parte. Chistó todo el largo camino y yo sólo me sumí en un silencio denso e incómodo. Mascando chicle.

Por otro lado.
Todos los embates por nimios que sean me pegan mal. No me quiebro pero me doblo. Eso en cuanto a mí, en relación a los demás manejo cierta solidez. Más cosas sin importancia. Focus. ¿Sabés qué? Hoy no me gusto.
Laura me pone en tuiter: dejá de quejarte. Tiene razón. Pero es como pedirme: dejá de ser vos. Al menos estos días.
En fin.
Así las cosas.
Cambiantes.

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