sábado, 21 de agosto de 2010

listo

Uf. Ya pasó. Salió todo bien. Nos despertamos temprano, nos bañamos y mantuvimos a Milo lejos de la cocina para que no sintiera el ayuno. A las 9 salimos los tres. Hicimos los trámites y entramos en la sala de pre operatorio. Lloriquié desde que vino la anestesióloga a explicarnos que le iba a dar un sedante hasta que lo dejamos en la puerta del quirófano. Se me caían las lágrimas. Seis enfermeras distintas vinieron a presentarse y decirnos que iban a ser quienes se ocuparan de nuetro "bebé". Dos preguntaron si era mi único hijo. No, no, es el tercero...Todas estaba maquilladas como para ir a una fiesta y vestidas iguales por lo cual era prácticamente imposible distinguirlas. 10am en punto se lo llevaron completamente boleado y con su pato pato mugriento. Justo llamó Ale cuando nos sentamos en la cafetería. Ahí mismo hay un salón de eventos y estaban festejando un bautismo (?). No sé, no se entiende quién quiere hacer un evento en un hospital pero había como doscientas personas desayunando. Hay que decir que el Hospital Español es un lugar enorme y con jardines pero de todas maneras, a cincuenta metros de las mesas vestidas con nombres y dulces, hay un quirófano en el que casualmente estaban operando a mi hijo de quince meses. En fin. Diego neutralizó la ansiedad comiendo el desayuno buffet que constaba de chilaquiles, tocino, quesadillas de atún y frijoles. Ya habíamos desayunado en casa, claro. Yo me rescaté y solo tomé un café aguado. Ale llegó al rato. Nos quedamos charlando casi dos horas. Antes de las doce estábamos ahí pero una enfermera nos fletó diciendo que todavía faltaba media hora. Vacío en el estómago. Por suerte a los diez minutos nos llamaron y en la sala de recuperación lo vimos ya sonriente, sin suero ni nada. Con chupete y abrazando a su objeto transicional.
Excursus. Comimos tagliatelle con salsa de queso, fui al City cuando llegamos y compré un buen parmesano, un buen gruyere, rúcula, helado de Alto tango y unos yogures sin conservantes ni sabores artificiales.

Estoy agotada. El estrés convertido en dolor de cuerpo.

El bebé debería dormir la siesta pero no se duerme. No fue con anestesia general sino un gas que lo durmió y bloqueo de la cintura para abajo. Ahora está Ale con él. Ahí vuelven. Estaremos en el sillón. Difícil mantenerlo sin moverse durante tres días. Cuasi imposible. Ahora marido quiere ver la última de Polansky y yo, bueno, preferiría una comedia romántica indie que me de felicidad.

Bueno, tengo que ocuparme de la familia.
Así las cosas.
Operadas.

1 comentario:

perica dijo...

Juli, me alegra mucho lo de Milo!
que alivio que ya paso todo.