lunes, 2 de agosto de 2010

Hace dos días manejo una cierta melancolía playera que no se va. Empezó al promediar la semana, cuando el entusiasmo inicial troca por despedida soterrada. Ni modo. Es mi sino.

Ahora mismo Camilo duerme la siesta y yo me debato entre la cama con aire (indoors) o la hamaca con ventilador (outdoors).

El resto de la familia hace una pirámide en la playa. Allí, donde yo querría estar, leyendo, tranquila, mi libro de Chosmy sobre el neoliberalismo.

En fin.
Así las cosas.

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