lunes, 23 de agosto de 2010

día largo, largo

El cuello girado a la derecha, completamente. No puedo moverme si no es en bloque. Las contracturas te vuelven un ser en posición antinatural. Yo de por sí tengo la cabeza salida, como una tortuga. A los 12 cuando me llevaron al traumatólogo el señor no tuvo mejor idea que decir que era una tendencia, una actitud ante la vida. Un pelotudo, bah. Mi vida podría haber sido otra.
Compré los forros que ya vienen armados pero mañana me esperan cinco libros a los cuales hay que ponerle contac. Yo, justo yo. En este mismo momento le voy a mandar mail a María a ver si se apiada y me da una mano. Las dos, en realidad.
Hoy no le lloré a la psico, me contuve. Lloré cuando salí y me di cuenta de que posiblemente no tenga remedio. La honestidad brutal con uno mismo tiene consecuencias. Me di cuenta además de que no había hablado mal de mí lo suficiente.
Vino Lisa cuando me disponía a terminar la nota sobre Piglia y a laburar un rato. Nos colgamos charlando en la sala de tele que se fue poniendo oscura, acompañando la tristeza general y la particular por su partida. Cuando Lisa dice güey me causa gracia. Pero la voy a extrañar mucho. Para nosotros también es hora de mover, ya lo dije. Entonces, estoy triste y dura y nada tiene que ver con merca. Ojalá.
Es hora de que mis hijos se vayan a la cama.
Yo voy a sentarme con marido en silencio o respirar que la vida es una mierda.
En fin, así las cosas.
Torcidas.

2 comentarios:

perica dijo...

sos una hdp

"yo voy a sentarme con mi marido en silencio a respirar que la vida es una mierda!

me hiciste reir.
no era para reirse no?

JB dijo...

sí, es para reirse. lo único que nos salva!
besos