domingo, 22 de agosto de 2010

domingo de sol y paja

Marido y Tita juega a algo parecido a las damas. El bebé duerme su siesta matutina, Simón boludea en mi teléfono y yo leo diarios todavía incrédula por la muerte de Fogwill. No me la esperaba. No hablemos de su literatura ni de lo que significan sus libros para cada uno de nosotros. No es necesario. En el presente, todos los sábados, leía la columna de Perfil y por lo general sonreía. Me sentía cercana. Ahora eso se terminó y es muy concreto.

Siempre pienso cosas cómo: pobres los hijos chicos. Quedarse sin padre de muy joven es algo con lo que me cuesta lidiar conceptualmente. Mis propios temores, claro.

Camilo tiene que estar quieto y eso es algo bastante pesado para un nene de un año y tres meses. Para sus padres, en realidad. Nos pasamos la tarde acá. Ale se fue, yo lo saqué a caminar un rato pero tuve que volver por la lluvia. Se largó una tormenta horrible. Muerte, tormenta y encierro. Raro.

Vimos The ghost writer y no me gustó. Aunque la disfruté, claro. Directores clásicos volviendo a scores clásicos. Y cielos nublados. Giros hitchcockianos. Polansky y Scorsese en esa línea.
Ewan McGregor me parece inmoralmente buen mozo. Pierce Brosman actúa muy mal siempre. Me pregunto por qué lo siguen llamando (también es inobjetablemente buen mozo pero con otro signo). Comimos algo en el sillón. Antes habían cenado los chicos, escalonadamente. También intentamos ver The runnaways pero no corría. Queda para hoy.

Me levanté con la misma angustia con la que me despertaba en segundo año. La angustia escolar. No quiero. Me rehuso. ¿Qué hago? A la tarde por suerte tengo sesión. Me urge.

Coger también. Hay sequía. Y yo no sirvo para eso. Malhumor.

Leo un par de notas más y me baño. Caminaremos a Walmart a comprar mochilas y después le dije a marido que quiero comer carne en alguna parrilla. Tenemos que transportarnos lo más lejos posible, tiempo que el bebé se pasa en la silla. Tiempo que no tenemos que dedicar nosotros a entretenerlo. Difficult todo. Uh, ahora hijos juegan y se pelean.

Así las cosas.
Excesivamente domingueras.

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