jueves, 5 de noviembre de 2009

demasiado trajín

Ayer fue un día de locos. Así, de locos. La señora Mary llamó (no, en realidad, no la llamé o hice que me llamara) avisando que Jacoba llegaría a las 9.30pm. Bueno, dije. No estaba en condiciones ni de poner peros ni de hacerme mala sangre. La tarde fue difícil. Socialmente muy agradable, maternalmente imposible. Jose se sentía mal, dice que se le entumecen las piernas cuando está sentada. A Camilo no sé qué le pasa pero llora todo el tiempo. Bueno, sí sé posibilidades: o dientes o la vacuna o molestia por los mocos. No se quedaba ni quieto ni callado ni tampoco quiso dormir. Roberta encaprichada. A la hora de baño y cena, haciendo malabares, Feli en casa, Simón en lo de Dante, Diego platicando antes de irse a spnning y yo con dolor de cabeza. Para colmo, mi madre me había pedido que le tomara las medidas a un vestido de Tita porque mi abuela quiere mandarle a hacer uno. No tuve tiempo con todos los temich. Madre llama ofendida, con voz de orto, en el medio del kilombo. Me pareció un bajón. Tengo suficiente. Lo genial es que antes de las ocho ya dormían los tres. Pasamos a buscar a Pau y fuimos a cenar a los de Xime. Tardamos más de una hora en llegar. Espantoso. Man, este tráfico a esa hora no da. No da nunca pero de noche y de bajada, menos. Marian vino con Lupita, su perra nueva. Xime se va hoy a NY, Pau está en cuenta regresiva para Bs As y Patilu ahí la lleva. Viaje de hongos, paz interior, parecíamos en una plática de autoayuda. Pero volví pensando en la satisfacción, la tranquilidad, estar en el eje...pero de todas maneras no me podía dormir. Lo desperté a mi marido que dormía con un guante de lana que cubría el vendaje que cubría la herida que se hizo estrenando la mandolina. Parece que fue muy sangriento. Hablamos de la posibilidad de mudarnos, de que sí me copa pero me da pánico en muchos aspectos, nos abrazamos y nos dimos calor porque el frío está heavy y él obviamente se durmió y yo me quedé maquinada y con jaqueca por fumar de más (el día anterior, después de meses, había comprado un atado de cigarrillos y fumé demasiado durante todo el día). Una vez que logré dormirme, el pobre Camilo se despertó quinientas veces molesto. Le di de comer unas cuantas hasta que me di cuenta de que el problema era que se le tapaba la nariz así que con un almohadón, lo solucioné. Igual, no pude descansar bien y a las siete menos cuarto tuve que ocuparme de Coco porque Diego con su herida, no podía hacer nada. A las siete veo que entra en la cocina una chica divina. Jobis. Así le dicen. Lo primero que pensé es que debería ser modelo. Muy linda cara y muy flaca. Vestida con jeans y un sueter le pregunté si quería usar su ropa o si prefería uniforme (cosa que jamás!) y me dijo que sí, que prefería uniforme. Oh my god. Me cayó perfecto, parece dulce y tranquila pero no sé si no debería llevarla a una agencia a que la descubran...Creo que la tía tiene razón con el hecho de dejarla encerrada. Veremos cómo nos va, le pongo bastantes fichas. Después de desayunar y vomitar (volvió con todo, al menos en horas tempranas de la mañana), me metí en la cama confiando en dormir un rato y remontar esta baqueta pero fue imposible. La máquina no para, hacía mucho que no estaba así. Estos días estoy más conciente que nunca de lo atinada de la decisión de Diego de echarme para siempre de la empresa. Cómo aguanté tanto tiempo es lo que me pregunto. Le decía a Pau, de vuelta de Polanco, que me alegra haber soltado las riendas. Tener todo bajo control es demasiado desgastante, ser boluda total es, efectivamente, mucho más fácil. También se conjuga el miedo. Pero es demasiado complejo. También le repetí muchas veces la frase: dejalo ir. Es terrible pero es muy cierto. Estoy pensando seriamente en el libro de autoayuda. Si tuviera un poco más de pilas. Encima: dieta. Es horrible pero qué efectivo. Ya adelgacé un kilo, había subido uno. Un kilo en dos días está bien. Dejar de comer funciona. Tengo un mes y medio para perder mínimo los tres que me sobran. El otro ya lo veo más difícil.

En fin. Así las cosas.
Esperanzadas.

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