lunes, 9 de noviembre de 2009

pintaba peor pero al final no fue tan malo

No hice nada. Y cuando digo nada es nada. Chatié mucho, sí. Tomé un té con Pau. Fui al dentista a que me entregara mi guarda (no entiendo por qué le dice el guarda, yo digo que es totalmente femenina). Comí con Tita, le dicté a Simón las palabras con "r" y "rr", bañé al pequeño, le di todos sus alimentos del día, saqué los implementos para armarle la cena a mi marido (chuletas de cerdo y una ensalada de brotes, espinaca, hongos semi saltados, aguacate y frambuesas). De todas maneras, estoy cansada. Debería aplicarme y trabajar. Mucha paja. Finalmente confirmamos que ya no existe la posibilidad de que tengamos más hijos, al menos no con mi marido. Está buena la libertad. Hoy me gustaría tener más gusto y ser más habilidosa, por ejemplo. No puede ser lo desastrosa. Sí sé que puedo hacer buena pastelería pero sé también que me sobran cuatro kilos, que están estacados en mi ser y que si cocino cosas dulces, no sólo seguirán allí sino que, muy posiblemente, aumentarán. Cuánta gente forra, pienso aleatoriamente. Gente pretensiosa, insegura, pesada. Qué hueva la gente así. Gente que sólo muestra esplendor. Yo soy mucho más amiga de la miseria, eso es lo que me gusta de los seres humanos, digamos. Mi marido sigue trabajando a mi lado, quemado, pobre. Me quiero ir a la cama y mañana clase de spinning a las ocho. Mucha voluntad que quiero juntar en las próximas horas de sueño.

Y no mucho más. En las vísperas de mi cumpleaños sólo puedo pensar en que soy demasiado grande. Quién lo hubiera dicho.

Así las cosas.
Perplejas.

1 comentario:

fue dijo...

Hace mucho tiempo paso por acá y leo, uno a veces lee a otros como un espejo, me gusta lo que leo.
Vos estás en familia y te sentís sola.
Yo estoy grande 43, y siento que hice todo. Hija-profesión- relaciones. Y ya siento que ya se acabo, una soledad inmensa y triste.