martes, 24 de noviembre de 2009

tormentas en todos los frentes

Mi marido está extremadamente estresado y pasado. El bebé se despierta más que antes de noche y a las seis y media estaba como para salir a pasear. Yo bajé, cambié, contuve, traje agua. Me levanté a las 6.40, le saqué la ropa a Simi, le hice el lunch y el desayuno, lo despaché y me volví a la cama. Diego se levantó a las ocho. Antes había decidido que Tita no fuera a la escuela porque tiene una tos seca y posiblemente me la mandaran de vuelta (lo que no es así sino que la tengo que ir a buscar). Conclusión: recién pude levantarme de la cama a las 10.30. Diego desayunó sólo, vio un poco del partido de Del Potro (yo me negué semidormida a acompañarlo en ambas) y se fue a ver un auto con un experto. Yo sigo en pijama siendo las 11.05 y tengo una fiaca atroz. A la tarde tengo que ayudar a Coco con dos proyectos y soy tan gila que un poco me incomoda, como cuando en el colegio teníamos TPs de física, bioligía y química con parcialitos incluídos. Demasiado exigente para gente de quince años. Tengo que bañarme, meter a Tita al baño conmigo para ver si le afloja la tos, darle el cereal y la teta al bebé (no quiere saber nada de mamaderas) y después buscar a los grandes en la escuela. Tenis. No sé qué me pasa, no ando muy bien.

Ahora el horror vacui de ni siquiera tener Sex & the city para ahogar mi desazón.

Así las cosas.
Cansadas.

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