domingo, 27 de septiembre de 2009

domingo. lluvia. soledad.

Amaneció lloviendo. Dormí muy mal, Camilo se despertó muchas veces. Tita con tos horrible. A las seis me lo traje a la cama. A las ocho estábamos todos levantados, juntos, en mi lecho. Me fui a dormir triste, después de leer El guardián entre el centeno. Me acordé de mi adolescencia torturada, de pasarla tan mal. Agradecí que ya haya quedado atrás pero me retrotrajo a sensaciones que no tenía hacía mucho pero que evidentemente están agazapadas. También leí los prólogos de los Cuentos completos de Fogwill que Diego me trajo espontáneamente. Todavía huele a imprenta. Estaba por empezar pero me ganó el cansancio. Además, me duele todo el costado derecho. Ayer, cuando salíamos para lo de Pau, me caí. Malísimo. No lo ví venir. Estaba mojado, tenía botas nuevas y de la nada aterricé en el piso húmedo. Me sentí miserable. Pero me levanté, me cambié las botas y seguí como si nada. Estar sola con tres sub diez hace que uno no pueda darse lástima. Hoy, igual, me siento miserable nuevamente. Ahora que asoma un rayo de sol, intento conjurar el sentimiento pero otra vez: ¿qué hago sola acá con mis hijos un domingo? Bajón. Y pensé otras cosas pero las dejo ahí. Ahora no, ahora voy a leer los diarios. Los mayores arman Lego y a Milo después de darle la teta y cambiarle el pañal, lo deposité en la cuna a ver si duerme. Por ahora, no escucho que se queje.

Así de solitarias y melancólicas las cosas.

1 comentario:

GC es un grande dijo...

aca tambien llueve...me gustaria leer y me disperso...

saluditos de domingo